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ESDRAS 8

8
Acompañantes de Esdras en el viaje
1Estos son, según sus genealogías, los cabezas de familia que vinieron conmigo#8,1: vinieron conmigo: Esta lista corre paralela a la de 2,3-19. Muchos nombres de las familias coinciden aunque el número es muy inferior. Habían pasado unos ochenta años desde el regreso de la caravana de Zorobabel y, seguramente, los vínculos económicos y familiares hacían más difícil dejar Mesopotamia. de Babilonia en el reinado de Artajerjes, rey de Babilonia:
2De los descendientes de Finés: Guersón. De los descendientes de Itamar: Daniel. De los descendientes de David: Jatús. 3De los descendientes de Secanías y de los descendientes de Parós#8,3: de los descendientes de Secanías y de los descendientes de Parós: Así el texto hebreo. Sin embargo, algún manuscrito griego propone una lectura no del todo descartable, a saber: hijo de Secanías. De los descendientes de Parós.: Zacarías con el que se registraron otros ciento cincuenta varones. 4De los descendientes de Pajat-Moab: Elioenay, hijo de Zeraías y con él otros doscientos varones. 5De los descendientes de Zatú: Secanías, hijo de Jajaziel y con él otros trescientos varones. 6De los descendientes de Adín: Ebed, hijo de Jonatán, y con él otros cincuenta varones. 7De los descendientes de Elam: Isaías, hijo de Atalías, y con él otros setenta varones. 8De los descendientes de Sefatías: Zebadías, hijo de Micael, y con él otros ochenta varones. 9De los descendientes de Joab: Abdías, hijo Jejiel, y con él otros doscientos ochenta varones. 10De los descendientes de Baní#8,5.10: Zatú, Baní: Estos nombres no figuran en el texto hebreo, pero sí en la versión de los LXX, y el contexto pide que se incluyan.: Selomit, hijo de Josifías, y con él otros ciento sesenta varones. 11De los descendientes de Bebay: Zacarías, hijo de Bebay, y con él otros veintiocho varones. 12De los descendientes de Azgad: Jojanán, hijo de Jocatán, y con él otros ciento diez varones. 13De los descendientes de Adonicán, los últimos, estos son sus nombres: Elifélet, Jeiel y Semaías, y con ellos otros sesenta varones. 14De los descendientes de Bigvay: Utay y Zabud, y con ellos otros setenta varones.
15Reuní a todos junto al río que discurre hacia Ahavá y acampamos allí durante tres días. Observé que había gente del pueblo y sacerdotes, pero ningún levita#8,15: Ahavá: Lugar de difícil identificación. Puede referirse al río Ahavá, a una región o a uno de los múltiples canales de la zona.— pero ningún levita: ¿Cuál es la razón de este dato? Algunos piensan que fueron pocos los levitas desterrados; otros sugieren que, aunque en un principio sí hubo levitas desterrados, muchos de ellos, al faltar el Templo (Nm 3,8-10; 4,7-15), pasaron a ocuparse de otros trabajos. Ver, sin embargo, 2,40 donde sí se hace referencia a levitas repatriados.. 16Entonces llamé a los jefes Eliezer, Ariel, Semaías, Elnatán, Jarib, Elnatán, Natán, Zacarías y Mesulán, así como a los eruditos#8,16: eruditos: Una traducción más literal sería: los inteligentes, es decir, aquellos que hacen que se comprenda la ley (Ne 8,7-9; 1 Cr 25,8). Joyarib y Elnatán, 17y los envié a Idó, jefe en un lugar denominado Casifyá, indicándoles lo que debían decir a Idó y a sus hermanos (los donados residentes en la localidad de Casifyá) a fin de que nos facilitaran servidores para el Templo de nuestro Dios. 18Gracias a la protección de nuestro Dios nos enviaron a Serebías, hombre entendido de los descendientes de Majli, hijo de Leví, hijo de Israel; venían con él sus hijos y sus hermanos en un total de dieciocho varones. 19Nos enviaron, además, a Jasabías, y con él, Isaías, de los descendientes de Merarí, junto con sus hermanos e hijos; veinte personas en total. 20A ellos hay que añadir doscientos veinte más, todos designados por su nombre, de los donados que David y los jefes destinaron al servicio de los levitas.
21Allí, a orillas del río Ahavá, proclamé un ayuno con el fin de humillarnos ante nuestro Dios y solicitarle un feliz viaje para nosotros, nuestros hijos y toda nuestra hacienda.#Jr 36,9; Est 4,16; 2 Cr 20,3. 22Me dio vergüenza pedir al rey tropa y caballerías que nos protegieran del enemigo durante el camino, pues habíamos dicho al rey: “Nuestro Dios protege bondadosamente a los que lo buscan, mientras que descarga su ira y poder contra los que lo abandonan”. 23Así que ayunamos y suplicamos por todo esto al Señor y él nos atendió.
24Elegí, entonces, a doce de entre los principales sacerdotes, y también a Serebías y a Jasabías#8,24: Serebías y Jasabías: El texto hebreo no indica que estos personajes y sus parientes fueran sacerdotes. Parece que los objetos de valor fueron confiados a doce sacerdotes y a doce civiles. con diez de sus parientes. 25Les pesé la plata, el oro y los objetos que el rey, sus consejeros, los notables y todos los israelitas allí residentes habían ofrecido con destino al Templo de nuestro Dios. 26Lo pesé todo y confié a su custodia seiscientos cincuenta talentos de plata, otros objetos de plata por valor de cien talentos de oro, 27veinte tazones de oro valorados en mil dáricos#8,26-27: talentos… dáricos: El dárico era una moneda persa equivalente más o menos al dracma griego. Para la equivalencia de estas monedas, ver TABLA DE PESAS, MEDIDAS Y MONEDAS. y dos vasos de bronce bruñido, valiosos como si fueran de oro. 28Y les dije:
— Vosotros estáis consagrados al Señor, y también lo están estos objetos de oro y plata que son ofrenda voluntaria al Señor, Dios de vuestros antepasados. 29Vigiladlos y custodiadlos hasta que sean pesados en Jerusalén, en los aposentos del Templo del Señor ante los responsables de los sacerdotes, los levitas y los cabezas de familia de Israel.
30Los sacerdotes y los levitas se hicieron cargo del oro, la plata y demás objetos con todo su peso con el fin de llevarlo a Jerusalén, al Templo de nuestro Dios.
31Partimos del río Ahavá el doce del primer mes para ir a Jerusalén, y la mano de nuestro Dios nos protegió librándonos de enemigos y salteadores durante el viaje.#7,8-9. 32Llegados a Jerusalén descansamos durante tres días. 33Al cuarto día se pesaron la plata, el oro y los demás objetos en el Templo de nuestro Dios. Se entregaron al sacerdote Meremot, hijo de Urías, y a Eleazar, hijo de Finés. Con ellos estaban los levitas Josabab, hijo de Josué y Noadías hijo de Binúi. 34Todo fue contado y pesado anotándose la totalidad del peso.
35Los repatriados venidos del destierro sacrificaron holocaustos al Dios de Israel: doce becerros, noventa y seis carneros, setenta y siete corderos por todo Israel, y doce machos cabríos por los pecados. Todos fueron sacrificados en honor del Señor.#6,17. 36Luego se entregaron los decretos del rey a los sátrapas del monarca y a los gobernadores del otro lado del Éufrates, los cuales se mostraron favorables al pueblo y al Templo del Señor.

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