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SALMOS 104:16-35

SALMOS 104:16-35 BLP

Reciben su riego los árboles del Señor, los cedros del Líbano que él plantó. En ellos las aves ponen sus nidos mientras la cigüeña lo pone en los cipreses; los altos montes son de los ciervos, las rocas, refugio de los tejones. Para marcar los tiempos hiciste la luna y el sol que sabe cuándo ocultarse. Dispones la oscuridad y cae la noche: bullen en ella los seres del bosque, rugen los leones ante la presa y piden a Dios su alimento. Sale el sol y ellos se esconden, descansan en sus madrigueras. Entonces sale el ser humano a su trabajo, a su labor que dura hasta la tarde. ¡Qué abundantes son tus obras, Señor! Con tu sabiduría las hiciste todas, la tierra está llena de tus criaturas. Aquí está el inmenso y ancho mar, allí un sinfín de animales marinos, seres pequeños y grandes; allí se deslizan los barcos y Leviatán, a quien formaste para jugar con él. Todos ellos te están esperando para tener la comida a su tiempo. Tú se la das y ellos la atrapan, abres tu mano, los sacias de bienes. Pero si ocultas tu rostro se aterran, si les quitas el aliento agonizan y regresan al polvo. Les envías tu aliento y los creas, renuevas la faz de la tierra. Que la gloria del Señor sea eterna, que el Señor se goce en sus obras. Él mira la tierra y ella tiembla, toca las montañas y echan humo. Mientras viva cantaré al Señor, alabaré al Señor mientras exista. Que mi poema le agrade, que yo en el Señor me alegre. Que sean los pecadores extirpados de la tierra, que los malvados no existan más. ¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Aleluya!

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