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NÚMEROS 31:1-24

NÚMEROS 31:1-24 BLP

El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: —Haz primero que los israelitas se venguen de los madianitas; después irás a reunirte con tus antepasados. Así que Moisés se dirigió al pueblo con estas palabras: —Escoged de entre vosotros hombres que vayan a la guerra contra Madián y ejecuten así la venganza decretada por el Señor contra Madián. Pondréis en pie de guerra a mil varones de cada una de las tribus de Israel. Se alistaron, en efecto, entre los batallones de Israel, mil de cada tribu: un total de doce mil movilizados para la guerra. Y Moisés envió a la guerra a esos mil de cada tribu, con Finés, hijo del sacerdote Eleazar, como sacerdote de campaña, encargado de llevar los objetos sagrados y de hacer sonar las trompetas. Presentaron batalla contra los madianitas, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés, y dieron muerte a todos los varones. Entre los muertos estaban también los cinco reyes de Madián: Eví, Requén, Zur, Jur y Rebá. También pasaron a espada a Balaán, hijo de Beor. Los israelitas hicieron prisioneras a las mujeres madianitas junto con sus hijos y se apoderaron de todo su ganado, de sus rebaños y de toda su riqueza, incendiando todas las ciudades y aldeas en que habitaban. Juntaron luego todos los despojos y todo el botín, tanto de personas como de animales, y lo pusieron todo —prisioneros y botín— a disposición de Moisés, del sacerdote Eleazar y de la comunidad israelita que se encontraba acampada en los llanos de Moab, junto al Jordán y a la altura de Jericó. Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad, salieron a recibirlos fuera del campamento. Y Moisés se enojó contra los comandantes del ejército y contra los jefes de millar y de cien que volvían de la guerra, diciéndoles: —¿Cómo es que habéis dejado con vida a todas las mujeres? Fueron precisamente ellas las que, por consejo de Balaán, incitaron a los israelitas a rebelarse contra el Señor dando culto a Baal-Peor, lo que provocó que el castigo se abatiera sobre la comunidad del Señor. Matad, pues, ahora a todos los niños varones y a toda mujer que haya tenido relaciones sexuales con un hombre. Pero dejad con vida para vosotros a todas las mujeres jóvenes que no hayan tenido relaciones sexuales con hombres. En cuanto a vosotros, permaneced fuera del campamento durante siete días; y cualquiera de vosotros o de vuestros prisioneros que haya dado muerte a una persona o tocado un cadáver, deberá purificarse al tercer y al séptimo día. Asimismo purificaréis todo vestido y toda prenda fabricada con piel o con pelo de cabra y también todo utensilio de madera. El sacerdote Eleazar dijo a las tropas que habían tomado parte en la batalla: —Esta es la disposición legal que el Señor ha prescrito a Moisés: todo objeto de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo, capaz de resistir el calor, lo haréis pasar por el fuego y quedará purificado, aunque deberá ser purificado también con el agua de purificación. En cuanto a lo que no resista el fuego, deberéis pasarlo por el agua de purificación. El séptimo día lavaréis vuestros vestidos, quedaréis así purificados y podréis ya entrar en el campamento.