LAMENTACIONES 1:9-16
LAMENTACIONES 1:9-16 BLP
Su impureza está en sus ropas, no pensó en tales extremos. Su caída fue increíble y ya no hay quien la consuele. «Mira, Señor, mi desgracia y el triunfo del enemigo». Mano ha puesto el enemigo sobre todos sus tesoros; ella ha visto a los paganos profanar el santuario, aunque tú habías prohibido que entraran en tu asamblea. Toda su gente se queja, anda en busca de alimento; cambian sus joyas por pan para mantenerse vivos. «Mira, Señor, y contempla en qué vileza he caído». ¿No os dice nada a vosotros, los que vais por el camino? Mirad bien si hay un dolor como el dolor que me aflige, que el Señor me castigó el día de su furor. Desde el cielo mandó un fuego que me ha abrasado los huesos; tendió una trampa a mi paso y me hizo volver atrás; me ha dejado destrozada y sufriendo todo el día. Con mi delito hizo un yugo bien atado por su mano y me lo cargó en el cuello, debilitando mis fuerzas; pues me ha entregado mi Dios a quien no puedo hacer frente. Desbarató a mis valientes mi Dios en medio de mí; llamó contra mí un ejército para acabar con mis jóvenes. ¡Mi Dios pisó en el lagar a la virgen de Judá! Por eso yo estoy llorando y mis ojos vierten lágrimas, porque no hay quien me consuele ni quien me devuelva el ánimo. Mis hijos están atónitos por la victoria enemiga.