JOB 31:31-32
JOB 31:31-32 BLP
Cuando los de mi casa decían: «¡Quién pudiera saciarse de su carne!», el forastero no durmió al sereno, porque abrí mis puertas al viajero.
Cuando los de mi casa decían: «¡Quién pudiera saciarse de su carne!», el forastero no durmió al sereno, porque abrí mis puertas al viajero.