Éxodo 19:1-16
Éxodo 19:1-16 NVI
Los israelitas llegaron al desierto de Sinaí a los tres meses de haber salido de Egipto. Después de partir de Refidín, se internaron en el desierto de Sinaí, y allí en el desierto acamparon, frente al monte, al cual subió Moisés para encontrarse con Dios. Y desde allí lo llamó el SEÑOR y le dijo: «Anúnciale esto al pueblo de Jacob; declárale esto al pueblo de Israel: “Vosotros sois testigos de lo que hice a los egipcios, y de que os he traído hacia mí como sobre alas de águila. Si ahora vosotros me sois del todo obedientes, y cumplís mi pacto, seréis mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece, vosotros seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”. »Comunícales todo esto a los israelitas». Moisés volvió y convocó a los ancianos del pueblo para exponerles todas estas palabras que el SEÑOR le había ordenado comunicarles, y todo el pueblo respondió a una sola voz: «Cumpliremos con todo lo que el SEÑOR nos ha ordenado». Así que Moisés le llevó al SEÑOR la respuesta del pueblo, y el SEÑOR le dijo: ―Voy a presentarme ante ti en medio de una densa nube, para que el pueblo me oiga hablar contigo y así tenga siempre confianza en ti. Moisés refirió al SEÑOR lo que el pueblo le había dicho, y el SEÑOR le dijo: ―Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que laven sus ropas y que se preparen para el tercer día, porque en ese mismo día yo descenderé sobre el monte Sinaí, a la vista de todo el pueblo. Pon un cerco alrededor del monte para que el pueblo no pase. Diles que no suban al monte, y que ni siquiera pongan un pie en él, pues cualquiera que lo toque será condenado a muerte. Sea hombre o animal, no quedará con vida. Quien se atreva a tocarlo, morirá a pedradas o a flechazos. Solo podrán subir al monte cuando se oiga el toque largo de la trompeta. En cuanto Moisés bajó del monte, consagró al pueblo; ellos, por su parte, lavaron sus ropas. Luego Moisés les dijo: «Preparaos para el tercer día, y absteneos de relaciones sexuales». En la madrugada del tercer día hubo truenos y relámpagos, y una densa nube se posó sobre el monte. Un toque muy fuerte de trompeta puso a temblar a todos los que estaban en el campamento.