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TEXTOS DEUTEROCANÓNICOS DE DANIEL 14

14
Daniel y los sacerdotes de Bel
1Cuando murió el rey Astiages#14,1: Daniel y los sacerdotes de Bel: La traducción griega de los LXX lo titula “De la profecía de Habacuc, hijo de Josué, de la tribu de Leví”.— Astiages: Este rey muere el año 550 a. C., le sucede su nieto Ciro que ya reinaba en Persia desde el 559 a. C. Al realizar la unificación de medos y persas sienta las bases para su gran imperio. Esta precisión tampoco se encuentra en la versión griega de los LXX. y fue a reunirse con sus antepasados, le sucedió en el trono Ciro, el persa. 2Daniel vivía en la corte del rey, quien lo tenía en mayor estima que a cualquier otro de sus amigos#14,2: sus amigos: Este título es propio de los reyes seleúcidas en la época helenística.. 3Por aquel entonces, los babilonios adoraban un ídolo llamado Bel, al que diariamente ofrecían unos seiscientos cincuenta litros de flor de harina, cuarenta ovejas y ciento cincuenta litros de vino#14,3: Bel: Significa “Señor” y es el sobrenombre de Marduk, el dios principal del panteón babilónico.— seiscientos cincuenta litros… ciento cincuenta litros: Lit. doce artabas… seis metretas. La artaba, medida persa de unos cincuenta y cinco litros. La metreta, medida griega de unos veinticinco litros.. 4También el rey le rendía culto e iba todos los días a adorarlo. Daniel, por su parte, seguía adorando a su Dios. 5Un día le preguntó el rey:
— ¿Por qué no adoras a Bel?
Él le respondió:
— Porque yo no doy culto a ídolos hechos por manos humanas, sino tan sólo al Dios viviente que ha creado el cielo y la tierra, y que es Señor de todo ser vivo.
6Le dijo el rey:
— ¿Así que Bel no te parece un dios vivo? ¿Acaso no has visto cuánto come y bebe cada día?
7Daniel se echó a reír, y contestó:
— Majestad, no dejes que te engañen. Bel, que está hecho de barro por dentro y de bronce por fuera, jamás ha comido ni bebido cosa alguna.
8El rey montó en cólera. Llamó a sus sacerdotes, y les dijo:
— Si no me dicen quién es el que se come estos alimentos, morirán; pero si me demuestran que es Bel el que se los come, será Daniel quien muera, por haber blasfemado contra Bel.
9Daniel le dijo al rey:
— Hágase tal y como tú has dicho.
Los sacerdotes de Bel eran setenta, y además de ellos había mujeres y niños.
10El rey fue entonces con Daniel al templo de Bel, 11y los sacerdotes de Bel le dijeron:
— Mira, nosotros vamos a salir de aquí, y tú, majestad, haz que se sirvan los alimentos y el vino que ya están preparados. Cierra después la puerta, séllala con tu propio anillo y, cuando vengas mañana por la mañana, si Bel no se ha comido todos estos alimentos, moriremos. De lo contrario, que muera Daniel por haber mentido contra nosotros.
12Ellos se sentían seguros de sí mismos, porque habían construido un pasadizo secreto debajo del altar por donde entraban siempre para llevarse las ofrendas. 13Cuando salieron, el rey hizo poner los alimentos delante de Bel. 14Entonces Daniel ordenó a sus sirvientes que trajeran ceniza y la esparcieran por el templo, en presencia tan sólo del rey. Luego todos salieron, cerraron la puerta, la sellaron con el anillo del rey y se fueron. 15Llegada la noche, y según tenían por costumbre, entraron los sacerdotes con sus mujeres y sus hijos, y comieron y bebieron todo lo que allí había. 16Al otro día, muy temprano, fueron allá el rey y Daniel. 17El rey le preguntó:
— ¿Están intactos los sellos, Daniel?
Él contestó:
— Sí, majestad, están intactos.
18Apenas se abrieron las puertas, el rey miró la mesa, y enseguida exclamó a gran voz:
— ¡Oh Bel, tú eres grande y en ti no hay engaño alguno!
19Daniel se echó a reír y, reteniendo al rey para que no entrara, le dijo:
— Mira el suelo y dime de quién son estas huellas.
20El rey contestó:
— Veo huellas de hombres, mujeres y niños.
21Lleno de ira, el rey hizo arrestar a los sacerdotes con sus mujeres y sus hijos. Ellos le mostraron entonces las puertas secretas, por las que entraban para llevarse todo lo que había sobre la mesa. 22Luego el rey ordenó que los mataran, y puso a Bel en manos de Daniel, que destruyó el ídolo junto con su templo#14,22: destruyó el ídolo junto con su templo: Este dato tiene un valor más teológico que histórico; de hecho, Ciro restauró el culto de Bel en Babilonia..
Daniel y el dragón
23También había un enorme dragón#14,23: un enorme dragón: La zoolatría no se practicaba en Babilonia y no se conoce ningún tipo de culto a un dragón o a una serpiente divinizados. Algunos han pretendido reconocer, tras la imagen del dragón, a Tiamat, la diosa de los abismos en la mitología mesopotámica. Dentro del AT el dragón ha pasado a simbolizar los poderes maléficos. , al que los babilonios rendían culto.#Dn 6. 24El rey le dijo a Daniel:
— No puedes decir que este no es un dios vivo. ¡Por lo tanto, debes adorarlo!
25Daniel respondió:
— Yo adoro al Señor, que es mi Dios, porque él sí es un Dios vivo. Si tú, majestad, me das permiso, yo mataré al dragón sin usar ni espada ni palo.
26Dijo el rey:
— Te doy permiso.
27Tomó Daniel resina, grasa y pelos, lo coció todo junto, e hizo con ello unas bolas que lanzó a la boca del dragón. Este, apenas las hubo tragado, reventó. Entonces Daniel dijo:
— Vean lo que ustedes adoran.
28Cuando los babilonios conocieron lo ocurrido, se llenaron de ira y se amotinaron contra el rey, diciendo:
— ¡El rey se ha vuelto judío! ¡Ha destruido a Bel, ha matado al dragón y ha dado muerte a los sacerdotes!
29Se dirigieron luego al rey, y le dijeron:
— ¡Entréganos a Daniel, o te mataremos a ti y a tu familia!
30Al escuchar tan graves amenazas, el rey se sintió forzado a entregarles a Daniel, 31y ellos lo arrojaron al foso de los leones#14,31: lo arrojaron al foso de los leones: Una nueva versión de Dn 6., donde estuvo durante seis días. 32Había en el foso siete leones a los que diariamente se alimentaba con dos cuerpos humanos y dos ovejas; pero aquel día no les dieron comida alguna, para que devoraran a Daniel.
33Por aquel entonces se encontraba en Judea el profeta Habacuc, que había preparado un guisado, había puesto pequeños trozos de pan en un cestillo y se encaminaba al campo, donde estaban trabajando los segadores. 34Pero el ángel del Señor habló a Habacuc, diciéndole:
— Esa comida que tienes ahí, llévala a Babilonia, a Daniel, que está en el foso de los leones.
35Habacuc le contestó:
— Señor, jamás he visitado Babilonia, ni sé nada del foso de los leones.
36El ángel del Señor lo tomó entonces por la cabeza y, con el ímpetu de su espíritu, lo llevó a Babilonia asido de los cabellos y lo puso al borde del foso.#Ez 8,3. 37Habacuc gritó:
— ¡Daniel, Daniel, toma esta comida que Dios te envía!
38Daniel respondió:
— ¡Oh Dios, te has acordado de mí! ¡Tú no abandonas a los que te aman!
39Después se levantó Daniel y comió, en tanto que, con toda celeridad, el ángel del Señor volvía a llevar a Habacuc a su lugar.
40Al cabo de siete días, fue el rey a hacer duelo por Daniel. Se acercó al borde del foso, miró hacia dentro y vio a Daniel allí sentado. 41Entonces, con fuerte voz, el rey exclamó:
— ¡Grande eres tú, Señor, Dios de Daniel! ¡No hay otro Dios fuera de ti!
42Mandó sacar a Daniel del foso, e hizo que arrojaran a él a los que habían querido matarlo, quienes al instante fueron devorados en su presencia.

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