Por todo vino Dios 预览

La mayoría de nosotros puede entender la sensación de estar atrapado, ya sea si nos hemos quedado fuera de la casa sin llave o sin gasolina al costado de la carretera. Quedarse atascado provoca sentimientos de frustración, impotencia e ira; en estas situaciones, generalmente, podemos hacer una llamada telefónica rápida a un amigo o a AAA y, casi siempre, alguien viene al rescate.
Pero muchos de nosotros también podemos entender los sentimientos de miedo, dolor, amargura o vergüenza que nacen del pecado. Estos sentimientos pueden ser paralizantes y causar daños duraderos a una vida saludable. Tal vez, nos sentimos atrapados por hábitos nocivos o encadenados a malas decisiones de nuestro pasado; tal vez, estamos encarcelados por nuestros propios errores, apenados y avergonzados para pedir ayuda.
Esta Escritura en Romanos 5:6-8 nos provee una esperanza y una línea de vida:
“A la verdad, como éramos incapaces de salvarnos, en el tiempo señalado Cristo murió por los malvados. Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.”
No puedo evitar estar agradecido y asombrado por la generosidad de Dios hacia mí: me liberó de mis pecados y del castigo de la muerte. Incluso más que eso, me llama su hijo. Leamos lo que dice el apóstol Pablo en el Nuevo Testamento:
“Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y, como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero.” (Gálatas 4:7)
¿Qué te impide vivir una vida de libertad?
¿Estás atrapado por la vergüenza de decisiones pasadas? ¿Estás paralizado por el miedo? ¿Estás inmovilizado por adicciones? ¿Estás atado a las mentiras del maligno diciendo que no eres valioso o amado?
Cuando Jesús murió en la cruz, rompió todas las cadenas que nos mantienen atados como esclavos del pecado. ¡Gloria a Dios! ¡Él nos liberó!
No hay culpa ya
Nos das libertad
Aleluya, grande eres Dios
Gracias, Dios, por pagar el precio de nuestra libertad. Gracias por amarnos y llamarnos hijos e hijas. Gracias a Tu sacrificio podemos vivir la vida que planeaste para nosotros con confianza y gozo. Confiamos en que cargarás con nuestro dolor y nuestro pasado a medida que avanzamos hacia tu brillante futuro. Nos asombramos por la Gracia que derramaste sobre nosotros. En el nombre de Jesús oramos. Amén.