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HISTORIA #3: Ha revivido El buen hijo no recibe un severo reproche sino una paciente explicación de lo que está ocurriendo en el corazón de un padre. Cuando un adulto joven se aparta de la guía de los padres, el corazón se le enferma de miedo. Cuando un hijo o una hija regresan, es como si se hubiera levantado de entre los muertos, y la sensación de alivio es abrumadora. Y, desde luego, va a haber una celebración. “‘Él entonces le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado” (Lucas 15:31,32). En nuestro trabajo de ayuda espiritual, recordemos siempre que los pecadores quebrantados no se restauran por la ley (mandamientos, vergüenza, presión, obras, incentivos) sino por el evangelio puro (el amor incondicional del Padre, el perdón incondicional de Cristo, la fe por la paciente obra del Espíritu). Y cuando usted haya sido un mal muchacho o una mala muchacha, recuerde siempre que el mayor deseo de Dios es volverlo a abrazar y darle un plato de carne de becerro, no darle el castigo que tanto merece. La misericordia triunfa sobre el juicio.