Al Lado Del LeónMostră

Un León Ayudador

Una de las mayores bendiciones que tenemos los creyentes, es tener a nuestro lado y en nuestras vidas a Cristo Jesús, nuestro Ayudador. Visualicemos aquel momento en el que Pedro, hundiéndose aterrorizado en las aguas del mar de Galilea, de repente, es sujetado por el brazo de Jesús.

Esa imagen nos ayuda a comprender la gloriosa verdad de que nuestro amado Jesús está con nosotros y nos ayuda. Si hemos caído nos levanta. Si dudamos, nos ayuda en nuestra incredulidad. Si las aguas suben de tal modo que parecen anegarnos, Él nos saca de las aguas. Cuando el desánimo quiere apoderarse de nosotros su Espíritu nos vivifica y se aviva su fuego en nosotros. 

Jesús no solo nos perdonó y nos salvó, sino que continuamente nos ayuda por medio de su Espíritu Santo que habita en nosotros. Este León majestuoso que nos acompaña cada día de nuestras vidas es compasivo y misericordioso. Sabe que somos débiles y nos ayuda en nuestra debilidad. Su amor nos cubre y su poder nos sostiene. Sus palabras para nosotros siempre son reconfortantes, “No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Heb. 13:5b-6 RV60)

El autor de Hebreos cita estas palabras tan confortadoras del salmo 118:6-7, y encontramos también una expresión que nos deja ver lo bienaventurados que somos al tener al Señor de nuestro lado. Jehová está conmigo entre los que me ayudan. Tener a Jesús ayudándonos, es tener al Padre y al Espíritu Santo. El Dios eterno está a nuestro lado como un poderoso gigante, no estamos solos.

¡A Dios sea la gloria!