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Así que, de la identidad y el propósito definidos brota el poder para hacer la obra De Dios

El padre no le dijo a Jesús, Jesús eres El Salvador del mundo aunque lo era, solo le dijo “eres Mi Hijo” le dio identidad. No lo determinó por una función si no por una relación, porque eso Era el título más importante que Dios podía darle a Jesús.

¡Es más importante ser, que hacer! Porque la posición más importante que el Padre puede darnos es la de hijos.

Yo soy valioso, tú eres valioso, tú eres valiosa. Esta premisa está basada en la verdad de mi identidad en Cristo. Soy diseñado y pensado por mi Creador.

No ERES el producto del azar. "Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones" (Jeremías 1:5).

Todo lo anterior hace parte de la identidad de un joven que conoce, entiende y vive el valor de su dignidad en Cristo Jesús. Asi que, deja de hablar acerca de QUIÉN NO ERES, Y DE LO QUE NO PUEDES HACER y comienza a escuchar lo que Dios dice sobre tu vida. Deja de etiquetarte y comienza a dejar que Dios haga lo que quiera en ti, por medio de ti y contigo.