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La presencia de Dios

Hoy reflexionamos sobre la última parte del encuentro de María con el ángel Gabriel. Una conversación que alterará el curso de su vida para siempre.

María acaba de escuchar que va a dar a luz al Mesías, el Salvador que Israel ha estado esperando, y ella responde con una pregunta. La pregunta no es: “¿cómo se va a convertir mi hijo en Rey?”, o: “¿cómo puede alguien gobernar para siempre?”. Su pregunta es algo lógico y biológico. “¿Cómo puede ocurrir esto? ¡Soy virgen!”

¿La respuesta de Gabriel? Es la presencia de Dios la que hará que el plan de Dios se haga realidad.

Si es la presencia de Dios la que hace que Sus planes se hagan realidad, ¿hay algunas áreas en las que Dios parece lejano o ausente ahora mismo?

Señor, ayúdame a conocer Tu presencia en las partes de mi vida que parecen confusas, dolorosas o incluso aterradoras.

Haz una pausa y ora 

Es como si María estuviera de pie encima de un trampolín exageradamente alto y la estuvieran pidiendo que saltara. Responder a la invitación de Dios para ella significaba arriesgarse al rechazo de parte de su prometido, José, y enfrentarse a todos los retos que conllevaban ser una madre soltera en esa cultura.  

Señor, ahora te pido por las madres y los padres solteros que conozco. Por favor, dales fuerza y bendíceles con gozo mientras crian y educan a sus hijos. 

Haz una pausa y ora 

‘Soy la sierva de Dios’.

María está totalmente a bordo con el plan de Dios, aun sabiendo que este plan tendrá implicaciones de gran alcance para su vida. Su entrega dispuesta muestra una fe total en que se puede confiar en la Palabra de Dios, y en que Él es suficiente para encargase de los detalles.

¿En qué áreas parece que Dios me está pidiendo un paso de fe ahora mismo?

Señor, la respuesta de María me hace humillarme. Creo que confío en ti completamente hasta el momento en el que me pides que salga de mi zona de comodidad. Utiliza los momentos de mi vida en los que tengo que arriesgarme para enseñarme a confiar de una forma más profunda en Tu Palabra y en Tu cuidado. Soy tu siervo, hoy y siempre.
Amén.