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La Cura Para la Inutilidad

Una vez escuché entrevistas con sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial. Los soldados recordaron cómo pasaron un día en particular. Uno se sentó en una trinchera; una o dos veces, un tanque alemán pasó y le disparó. Otros jugaban cartas y desperdiciaban el tiempo. Algunos se involucraron en furiosos tiroteos. Para la mayoría, el día pasó como cualquier otro. Más tarde, se dieron cuenta de que acababan de participar en uno de los combates más grandes y decisivos de la guerra, la Batalla de las Ardenas. No se consideró decisivo en ese momento, porque ninguno tenía una idea general.

Se obtienen grandes victorias cuando la gente común ejecuta sus tareas asignadas. Cuando los seguidores de Ignacio (1491-1556) soportaron períodos de inutilidad, él siempre prescribió la misma cura: "En tiempos de desolación, nunca debemos hacer un cambio, sino permanecer firmes y constantes en las resoluciones y la determinación en que estábamos, el día anterior a las desolaciones." Las batallas espirituales deben combatirse con las mismas armas más difíciles de manejar en ese momento: la oración, la meditación, el autoexamen y el arrepentimiento.
Tal vez sienta que está en una rutina espiritual. ¡Manténgase en su tarea asignada! La obediencia a Dios, y solo la obediencia, ofrece la salida de nuestra inutilidad. -Philip Yancey

Cuando las comodidades disminuyen,
Él concede nuevamente al alma
una temporada de claro resplandor,
para animarla después de la lluvia. -Cowper

Si siente que su fe se está desmoronando, vuelva al punto donde dejó caer el hilo de la obediencia.