Bienaventurados en las pruebasMuestra

El gozo en medio de las pruebas

Santiago 1:2 - Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas

Para los cristianos hay días en los que pareciera que de todas partes aparecen situaciones difíciles e inesperadas, prueba tras prueba, que logran afligir y atribular. Para cualquiera la tristeza o el descontento en los días difíciles es normal; sin embargo, la invitación de las escrituras es muy diferente, Santiago dice “tened por sumo gozo cuando atraveséis diversas pruebas”, la palabra sumo significa supremo o que no tiene superior, así que en realidad la invitación es a tener un gozo enorme, muchísimo más grande y superior que el que se tiene en los días buenos.

¿Pero cómo es esto posible? Bien, en nuestras fuerzas humanas es imposible, este gozo no tiene que ver con positivismo o programación neurolingüística sobre que todo irá bien, no se alcanza solos y con nuestro poder, en realidad tiene que ver con un estado del corazón de completa confianza y alabanza en medio de las aflicciones, es el gozo que proviene del Señor.

Si vemos hacia dentro, cuando la economía falla o la salud se tambalea, ¿Qué es lo primero que viene a tus labios? ¿Queja o agradecimiento? David escribe en el Salmo 34:1 “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.”

David escribió esto luego de escapar de Saúl y esconderse en la cueva, y nos revela una práctica espiritual para nuestra alma cuando todo parece ir en contra: Una vida rebosante de alabanza, los creyentes que abren su boca con alabanzas en medio de la prueba, también abren su boca para comprobar la bondad de Dios en todo tiempo.

Pablo les dice a los Filipenses 4:4 “Regocíjate en el Señor siempre” El gozo en la prueba solo puede crecer cuando miramos y estamos en un solo lugar, en Dios.

El gozo en la prueba lo produce el mismo Padre cuando permanecemos rendidos en su presencia, allí hay plenitud de gozo (Salmos 16:11), si permanecemos viendo nuestra realidad pasajera nos afligiremos, pero cuando elevamos nuestra mirada al Rey, su Espíritu inunda cada rincón de nuestro ser del gozo que proviene de Él, como fruto de vivir en Él.

El gozo también se ejercita cuando escuchamos las palabras de nuestro Dios, sus promesas y decidimos aferrarnos a ellas. Es el gozo que produce alimentarnos de sus Palabras y obedecerlas. “Tu palabra fue para mí el gozo y la alegría de mi corazón” (Jeremías 15:16).

¿Qué escuchas en las aflicciones? ¿La voz de la desesperanza o las promesas del Señor?

Y quizás puedes sentir que en medio de las aflicciones, Dios no habla o hace algo para que la realidad cambie, sin embargo, es cuando atravesamos estos momentos que debemos recordarle a nuestra alma todo lo que ya Dios ha hecho por nosotros; esta es una práctica espiritual para nuestra alma afligida y angustiada en momentos difíciles, es justo ahí que la alabanza irrumpe en nuestros labios, y así como decía David dirigimos nuestra alma a bendecir a nuestro Dios y no olvidarse de ninguno de sus beneficios; ¿Qué beneficios? Todo lo que nuestro Padre en su infinito amor y Gracia nos ha entregado: Perdón, sanidad, rescate, favor y misericordia, la saciedad que nos ha entregado por medio de Cristo, y aunque quizás la temporada que atravieses en tu vida no es la más favorable, es donde necesitamos ver lo que el Señor ya nos concedió y como nos bendijo, esto nos devuelve el gozo de la salvación, el gozo de recordar lo que hiciste por mí.

En este día te invito a memorizar el Salmos 34:1, y durante esta semana a practicar la alabanza como un medio de la gracia para vivir en gozo a pesar de lo que puedas estar viviendo, puedes escoger una alabanza sobre acción de gracias y reproducirla constantemente en tu semana. Recuerda, cuando nuestra boca se abre para alabar, también se abre para comprobar la bondad de Dios en todo tiempo.