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Cómo permanecer conectados

Texto clave:

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:4-5 RVR1960).

Luego de comprender cuales son aquellas cosas que nos desconectan de la comunión con el Señor, deshacernos de ellas y volver a practicar los hábitos que avivaron nuestro amor por Él, llegamos a una etapa muy significativa: permanecer conectados.

Es importante tomar acción preventiva para evitar que volvamos a caer en las desconexión espiritual. Una relación no permanece si ambas partes no están comprometidas a tomar decisiones y acciones para que la misma perdure en el tiempo. Para lograrlo se necesita intencionalidad y constancia.

Lo mismo ocurre en nuestra relación con Dios, no basta con reconocer que lo necesitamos o decirle cuánto le amamos, sino mantenernos firmes en nuestra devoción y comunión con Él.

La forma de mantenernos conectados es manteniendo hábitos espirituales saludables:

• Orar frecuentemente: La oración es el medio de comunicación con nuestro Padre, por tanto, si queremos vivir conectados a Él, la oración debe ser una prioridad en mi día a día.
• Reflexionar en su Palabra: La Biblia es la voz oficial de Dios. Ella nos habla de su grandeza, de su carácter y su voluntad.
• Rodearnos de personas que nos inspiran a buscar más de Él: Conversar con otras personas que tienen el mismo objetivo en común que yo, nos anima y ayuda a mantenernos enfocado.
• Ser obedientes: Vivir conectados con Dios implica obedecer a su a su voluntad, aun cuando esta me confronta o no estoy de acuerdo, sabiendo que Él quiere lo mejor para mí.

Estos hábitos nos ayudan a permanecer conectados con Dios. Jesús dijo:

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí” (Juan 15:4 RV60).

Cuando permanecemos conectados a Cristo, estamos unidos a la fuente de la vida, y esto hace que produzcamos muchos frutos. Nuestra fe se consolida, nuestras ideas y pensamientos se alinean a la voluntad del Señor. Pero esto no se logra de un momento para otro, necesitamos cultivar una devoción constante, en la que cada paso que doy o cada decisión que tomó refleja que Él es el centro de mi vida.

Por eso, cada día debemos estar alerta, cuidando que nada entorpezca nuestra conexión, porque apartados de Él, nada podemos hacer.

Oración guiada:

Padre Celestial, te doy las gracias por permitirme conectarme con tu presencia nuevamente, te pido que me ayudes a ser constante en mi devoción y a cuidar mi conexión. Que este amor que siento por ti no disminuya sino que crezca cada día más. En el nombre de Jesús. ¡Amén!