Reconéctate Con DiosMuestra

Restaurando la conexión

Texto Clave:

“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4 RVR1960).

Es lindo ver a dos personas enamoradas. Frecuentemente se llaman, se buscan, se anhelan y ambas hacen todo lo posible por agradar al otro. De hecho, uno no hace nada sin la aprobación o el consejo del otro, podríamos decir que se crea un vínculo emocional tan fuerte, que hasta las formas de pensar y actuar comienzan a parecerse, empiezan a ser uno.

Para que esa relación continúe fortaleciéndose y logre enfrentar los desafíos venideros, se necesita que ambos permanezcan con la misma pasión y haciendo los sacrificios del principio y no dejarse arrastrar por el mal hábito llamado “costumbre". Si no lo hacen, la relación se vuelve insípida, comienza a perder sentido y uno se cansa del otro.

Esto pasa de la misma manera en nuestra relación con Dios. Al principio estamos profundamente conectados, con un vínculo emocional fuerte; le damos la prioridad a su presencia y a su Palabra, porque nuestro mayor deleite es agradarle. Pero con el tiempo nos vamos apagando, hasta que no encontramos deleite en las cosas que hacemos para el Señor. Ya no le damos el primer lugar y su consejo empieza a sonar molesto.

¿Qué pasó?

¿Qué rompió ese hermoso vínculo que habíamos desarrollado?

¿Qué pasó con ese primer amor?

¿Cómo puedo volver a él?

En el mensaje de Jesucristo a la iglesia de Éfeso (Apocalipsis 2:5 RV60), el Señor nos da las indicaciones a seguir para reconectar con ese amor que antes ardía en nuestros corazones por Dios.

Lo primero que debemos hacer es recordar de dónde hemos caído, detenernos a reflexionar qué tan lejos estamos de aquel vínculo. Este primer paso nos permitirá reconocer la distancia que hay entre aquel primer amor y lo que somos ahora, despertando en nosotros el deseo genuino de regresar a esa apasionada relación con Dios.

El segundo paso es “arrepentirnos”, y esto implica un cambio de mentalidad y de actitud. Es decir, debemos pedirle a Dios que nos perdone por habernos desviado y desvanecer ese vínculo que teníamos con ÉL, pero también es necesario tomar acción para repararlo. El verdadero arrepentimiento no solo es de palabra, sino que viene acompañado de acciones que restauran lo que se había roto.

El tercer paso es “hacer las primeras obras”. Esto significa volver a hacer aquello que hacíamos al principio, cuando nuestro amor estaba ardiendo. Si antes orabas de madrugada, entonces es momento de volver a darle prioridad a ese tiempo de oración. Si leías la Biblia antes de salir de casa, retoma ese hábito. Volver a hacer las primeras obras es revivir aquellas disciplinas que fortalecen nuestra relación y nos permiten estar más cerca de Dios.

Oración guiada:

Padre Celestial, te pido que me perdones por haber descuidado nuestro vínculo. Te pido que me permitas reconectar con ese primer amor, y que mi corazón vuelva a arder de pasión por ti. Dame la fuerza y la disciplina para retomar las primeras obras, y que cada paso que dé pueda reflejar ese amor que sientes por mí que nunca se apaga. En el nombre de Jesús. ¡Amén!