En todo momento, Dios está ahíMuestra

Ir hacia atrás
Ayer vimos cómo Dios se interesa en obrar en tu vida. Pero ¿qué sucede cuando ya tuviste un encuentro con Él y luego caes? Es triste cuando ya has caminado con Jesús y, sin embargo, retrocedes. Esto mismo le ocurrió a Pedro.
Pedro tuvo un llamado especial. En uno de los momentos más difíciles de su vida, Dios obró un milagro asombroso: la pesca milagrosa, para demostrarle que, mientras permaneciera en sus caminos y obedeciera Su Palabra, Él supliría todas sus necesidades. Pedro aceptó seguir a Jesús y fue uno de sus doce discípulos. Vivió una relación muy cercana con su Maestro: escuchó sus enseñanzas, participó en la misión de los doce (Lucas 9:1-6), fue testigo de muchos milagros y, junto con Jacobo y Juan, tuvo el privilegio de presenciar la transfiguración de Jesús (Lucas 9:28-36).
Pedro caminó junto a Él, pero cuando su Maestro fue arrestado, decidió negarlo. Muchas veces somos como Pedro: Dios nos ha llamado a seguirle, y lo hemos hecho. A lo largo de nuestra vida, Él ha obrado milagros cuando todo parecía perdido, nos ha librado del temor, nos ha dado alegría, nos ha permitido escuchar Su Palabra y ser testigos de lo que hace en otras personas. Sin embargo, en algún momento lo hemos negado con nuestras palabras, acciones o decisiones. Le hemos dado la espalda.
Pedro sintió un profundo dolor cuando escuchó el canto del gallo y vio al Señor. En ese instante comprendió la gravedad de su error. Parecía haber olvidado todo lo que había vivido con Jesús, pero reaccionó rápidamente y reconoció su pecado.
¿Cuánto tiempo necesitamos nosotros para reconocer el nuestro? Pedro lloró amargamente (Lucas 22:62). Sin embargo, sus lágrimas no fueron de vergüenza, sino de arrepentimiento genuino y del deseo de volver a estar cerca de su Salvador.
No sé en qué hayas fallado, ni cuál haya sido tu error. Tal vez creas que te has alejado tanto de Dios que esa relación que tenías con Él ya no puede restaurarse. Pero quiero recordarte una maravillosa verdad: “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8). Esa relación que tenías con Él puede volver a ser la misma. Jesús no ha cambiado; solo necesitas arrepentirte de corazón y regresar a Él.
Así como el Señor volvió su mirada hacia Pedro después de su caída (Lucas 22:61), Dios también te mira hoy, anhelando que vuelvas a Él. Es mi deseo y oración que regreses a los brazos de Dios. Amén.
Acerca de este Plan

Cuando sientas que tus fuerzas se han agotado, cuando tu futuro parezca oscuro y no veas ninguna solución, Dios está ahí. Cuando ya conociste de Él y caminaste en sus caminos, pero caíste en pecado y te sientes desanimado por haberle dado la espalda a tu mejor amigo, Dios está ahí. Y cuando decides volver, Dios está ahí, esperándote para sanarte, darte su perdón y llamarte nuevamente a su misión de compartir el evangelio. En todo momento, Dios está ahí, listo para transformar tu vida.
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os gustaría agradecer a Odis Zavala por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/vivirlucas1.37









