En Medio De La AnsiedadMuestra

Una de las bendiciones que obtenemos al cuidar nuestros pensamientos es que no vivimos esclavos del temor.

Cuando la Palabra de Dios es nuestro escudo el temor no nos controla. Una mente llena del mensaje eterno que Dios nos ha dejado será una mente que distingue las trampas del enemigo y podrá vencerlas.

En los versículos que estamos estudiando hoy encontramos cinco aspectos de la vida cotidiana que podrían infundirnos temor.

No tendrás temor:

• Del terror de la noche. En la quietud del descanso, en la oscuridad de la noche es cuando nuestros pensamientos inician una jornada de imaginaciones que pueden llevarnos a sentir temor, lo desconocido nos preocupa, pero al confiar en Dios y refugiarnos en Su Palabra podemos saber que aún en la noche oscura si Él va con nosotros no tenemos nada que temer.
• Ni la flecha que vuela de día. Ningún ataque en el día, aun aquello que sea muy visible e intencional en perjudicarte será motivo de temor. Dios está contigo y Él protege a los suyos.
• Ni la plaga que acecha en las sombras. Aquello que es desconocido para nosotros no es desconocido para Dios. No es necesario que conozcas el mal que te acecha, es necesario que conozcas al Dios que pelea por ti y te guarda en todos tus caminos.
• Ni la peste que destruye. Esta expresión no quiere decir que como cristianos somos inmunes a las enfermedades, al contrario, nos da una palabra de esperanza al decirnos que aún cuando la enfermedad estuviera en nuestra casa o en nuestro cuerpo, al hacer de Dios nuestro refugio, no tendremos temor; estaremos confiados porque Dios es más grande que cualquier enfermedad.
• De las mayorías. En tiempos o en lugares donde confiar en Dios pudiera parecer una excepción y somos atacados por profesar nuestra fe en Cristo podemos estar confiados que no importa el número de personas que se levanten en tu contra, podemos exclamar junto con el salmista: "Aunque un ejercito acampe contra mí, no temerá mi corazón".

Oración

Padre, que mi corazón esté confiado en ti. Que mis pensamientos estén centrados en ti. Que mi vida sea guiada por tu Palabra. Y que en medio de cualquier circunstancia que atraviese pueda esperar en Ti. Gracias por amarme y escucharme. Gracias por estar conmigo en cada situación. Te amo Señor.

En Cristo, amén.