¡Interrogantes!Muestra

DÍA 3

Marcos 10:17–27 nos presenta una historia apasionante sobre un joven —cuyo nombre no conocemos— que nos enseña una gran lección acerca de preguntar y hacerlo bien.

Un día cualquiera, este joven oye que uno de los Rabí más importantes de la época está cerca.
Sin pensarlo, corre hacia Él y formula lo que, personalmente, creo que ha sido una de las preguntas más importantes que un ser humano puede hacer: “Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?”.

Como si el tiempo se detuviera y todo a su alrededor guardara silencio, Jesús responde con profundo amor.

Lo lleva por el camino del reconocimiento y la obediencia: primero, recordándole los mandamientos; luego, revelándole la verdadera intención del corazón.
De pronto, aquel joven —rico, exitoso y aparentemente completo— se da cuenta de algo: su esfuerzo humano no era suficiente para alcanzar la vida eterna.

Había algo que aún no había hecho.
Así como nos pasa a muchos de nosotros, todavía hay áreas que no hemos entregado por completo a Dios.

Cada vez que nos acercamos a Él, Su santidad ilumina nuestras falencias.
La ley de Dios nos hace conscientes de nuestro pecado y nos recuerda cuánto necesitamos un Salvador.

Aquel encuentro dejó claro que una sola pregunta puede abrir la puerta a una verdad eterna: el verdadero éxito de la vida solo se encuentra en Dios.

Oración

Señor Jesús, quiero acercarme con la misma sinceridad con la que aquel joven te buscó.
Reconozco que hay áreas en mi vida que todavía no te he entregado por completo.
Muéstrame, con tu amor, aquello que me impide seguirte sin reservas.
Ayúdame a entender que el verdadero éxito no está en lo que poseo, sino en quién tengo: en Vos, mi Salvador.
Amén.