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Volviendo a Jesús

DÍA 3 DE 3

"RECONCILIAR LO QUE AÚN DUELE"

Así lo viví yo...

Hablar de perdón nunca es fácil. Para mí tampoco lo fue.
Después de tantas cosas que viví en la iglesia en la que crecí, lo último que quería escuchar era que tenía que perdonar. Sentía que si lo hacía, estaba diciendo que mi dolor no importaba, que no había sido real. Sólo quería recibir una disculpa de parte de ellos, y nunca llegó.

Pero Dios me enseñó que perdonar no es justificar. Perdonar es liberar. No sólo al otro, sino a mí misma. Porque mientras guardaba rencor, las cadenas no estaban sobre ellos... estaban sobre mí.

Me costó admitirlo, pero había permitido que la falta de perdón se convirtiera en un peso innecesario que me debilitaba, saboteaba y me robaba la libertad que Cristo ya había comprado para mí en la cruz.

A medida que fui creciendo en mi conocimiento de Dios, fui entendiendo cómo la ofensa y la división, no sólo afectaban mi vida, sino que me impedían ver a la iglesia con los ojos que Dios la ve. Entre más me empecé a hacer responsable de los “negocios de Dios”, más comprendí lo humanos y propensos que somos a cometer errores. Dios afinó su misericordia en mí para llevarme a reconocer que, yo he cometido errores también y que a pesar de todo eso, Dios me perdonó aun cuando yo no lo merecía.

Perdonar no borra lo que pasó, pero sí me da un futuro distinto. El perdón abrió un espacio en mi corazón para que el amor de Dios sanara lo que aún dolía. Y aunque fue un proceso, descubrí que en cada paso de perdón, la herida se convertía menos en cicatriz amarga y más en testimonio de la gracia y el amor de Dios.

¿Y ahora qué? ¡Volvamos a la fuente!

“Señor Jesús, Tú conoces el dolor que he cargado en mi corazón. Sabes las heridas que me ha dejado la iglesia y las personas que me fallaron. Hoy decido entregarte ese peso. No quiero vivir más atada a la amargura ni al resentimiento.

Así como Tú me perdonaste sin condición, yo hoy elijo perdonar, aunque aún me duela. Los libero de la deuda y pongo cada recuerdo en tus manos, confiando en que Tú lo redimes y lo sanas todo. Haz de mi corazón un lugar de reconciliación y no de división. Amén".

Vamos más profundo...

Abajo encontrarás algunas preguntas en las que quiero que medites, y si te ayuda a procesar e interiorizar, escribe las respuestas en tu diario.

  • ¿Qué heridas aún me atan porque no he perdonado?
  • ¿Qué significa para mí que Jesús me perdonó “sin condiciones”?
  • ¿Cómo cambiaría mi vida si empiezo a vivir desde la libertad del perdón y no desde el peso del resentimiento?

Si deseas seguir profundizando en este camino de volver a Jesús y abrazar Su iglesia, aquí puedes encontrar el devocional completo de 7 días:

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Escrituras

Acerca de este Plan

Volviendo a Jesús

"Volviendo a Jesús, Abrazando Su Iglesia", nace del dolor de haber sido herida por la iglesia y de la sanidad de haber vuelto a mirar a Jesús sin filtros humanos. En estos 3 días encontrarás reflexiones que validan tus preguntas y te guían de nuevo al centro: Cristo, el autor y consumador de la fe. Aprenderemos lo que significa ser parte de su cuerpo, redescubriremos la belleza de la comunidad y el sueño eterno de Dios para su iglesia: frágil e imperfecta, pero sostenida por Jesús, quien sigue siendo perfecto.

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Nos gustaría agradecer a Juli Barrera por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://go.hotmart.com/E102704646G