Cuando La Lucha Está DentroMuestra

Dios resiste al soberbio, pero da gracia al humilde

“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (Santiago 4:6 RVR1960).

La gracia corre cuesta abajo: solo fluye hacia el humilde.

Después de confrontar los deseos desordenados y las oraciones mal dirigidas, Santiago nos muestra la salida: la humildad.

Dios “resiste” al soberbio. No es una simple indiferencia, es oposición activa. El orgullo erige un muro entre nosotros y Dios. Es autosuficiencia espiritual: "yo no necesito ayuda".

Pero el humilde... recibe gracia. ¿Quién es humilde? No el que se menosprecia, sino el que se rinde. El que reconoce su necesidad. El que se vuelve al Padre con el corazón quebrantado.

Santiago dice que Dios da mayor gracia. Donde hay lucha, pecado, conflicto... hay una gracia más grande, lista para abrazarnos. Pero no llega al altivo, sino al que se postra.

La solución a nuestras guerras internas y externas no está en intentar más, sino en rendirse más. No es ganar la batalla, sino dejar que Dios la pelee.

La vida cristiana empieza, y se sostiene, en la gracia. Y esta solo se recibe con las manos vacías y el corazón abierto.

¿Estoy viviendo en humildad, dejando espacio para que la gracia de Dios me transforme?