Día Por Día Hasta Llegar a NavidadMuestra

Asombro y mirada infantil

Saludos, un gusto.

Hoy te invito a recuperar la capacidad de asombrarte. Los niños nos enseñan a mirar el mundo con ojos que se abren ante lo nuevo y lo simple. El asombro renueva la gratitud, despierta creatividad y nos libera de la rutina que adormece el alma.

Los evangelios muestran que Jesús valora la confianza y la sencillez de los niños como modelos del Reino; María y los pastores contemplan y guardan las maravillas del acontecimiento. Los salmos y los profetas recuerdan que la creación misma da testimonio a la grandeza de Dios, llamando a levantar la mirada y reconocer su obra en lo cotidiano.

Asombrarse no es negar dificultades sino cambiar la escala con la que las miras. Cuando te permites maravillar ante una puesta de sol, una risa o una buena noticia, tienes acceso a una energía que renueva el ánimo y facilita la esperanza. El asombro también protege contra la fatiga espiritual: transforma lo repetido en descubrimiento cuando eliges fijar la atención y agradecer.

• Reserva hoy un momento de 10 minutos para caminar sin rumbo y observar detalles: colores, sonidos, gestos humanos.
• Anota tres cosas que te hayan llamado la atención y por qué te impactaron.
• Comparte un detalle asombroso del día con alguien cercano, no para impresionar sino para contagiar la mirada.

Práctica para el día

• Lectura breve: lee (Lucas 2:19) despacio y deja que la frase “guardaba todas estas cosas en su corazón” te inspire a contemplar.
• Ejercicio de mirada: mira el cielo o un paisaje por tres minutos sin hacer otra cosa que observar.
• Oración de maravilla: expresa en voz alta una frase de asombro por lo creado o por la vida de alguien.

Preguntas

1. ¿Qué tres cosas me asombraron hoy?
2. ¿Cómo puedo cultivar más asombro en mi rutina?
3. ¿A quién puedo invitar a compartir un momento de maravilla?