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La prueba: confesar a Cristo encarnado
“En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios”. (1 Juan 4:2 RVR1960)
Toda verdad espiritual se mide por su visión de Cristo.
El apóstol centra el criterio del discernimiento en la cristología. Confesar que Cristo vino en carne significa reconocer su encarnación real, su humanidad plena y su señorío divino (Juan 1:14).
Las herejías del tiempo de Juan negaban la unión del Verbo con la carne, separando lo humano de lo divino. Hoy, muchas voces aún intentan redefinir a Jesús según su conveniencia cultural o emocional.
Confesar a Cristo encarnado no es solo una declaración doctrinal, sino una adhesión vital a su persona. Implica aceptar su autoridad sobre nuestra vida, su modelo de humildad y su obra redentora.
La autenticidad espiritual se comprueba en cómo respondemos ante el Cristo histórico, vivo y reinante.
¿Tu fe se sostiene en una visión completa de Cristo —Dios hecho hombre— o en una versión adaptada a tus preferencias?
Escrituras
Acerca de este Plan
Este devocional nos guía por el llamado apostólico a discernir los espíritus y permanecer en la verdad de Cristo. A través de 1 Juan 4:1–6, aprendemos a identificar las voces que no provienen de Dios, a probarlas mediante la confesión de Cristo, a confiar en la victoria del Espíritu que mora en nosotros y a permanecer firmes en la verdad que diferencia al mundo del Reino de Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com
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