Hijos De La Luz VerdaderaMuestra

El poder de ser hechos hijos de Dios
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12-13 RVR1960).
La verdadera filiación no proviene de herencia humana, sino del nuevo nacimiento que Dios otorga.
El evangelio culmina con esperanza: aunque muchos rechazaron a Cristo, quienes le reciben por la fe son hechos hijos de Dios. Este no es un privilegio transmitido por linaje, esfuerzo o decisión humana, sino un milagro de gracia. Ser hijo de Dios implica identidad, pertenencia y destino eterno.
Esta verdad transforma nuestra vida: ya no vivimos como huérfanos espirituales ni como esclavos del pecado, sino como herederos de las promesas de Dios. La fe en Cristo nos da seguridad, valor y propósito en medio de cualquier circunstancia.
¿Estoy viviendo con la identidad y confianza que corresponde a un hijo de Dios, reflejando su luz en el mundo?
Escrituras
Acerca de este Plan

Juan 1:6-13 nos presenta el contraste entre la luz de Cristo y la respuesta humana a ella. Primero, la misión de Juan como testigo; luego, la tragedia del rechazo del mundo; después, el dolor de la incredulidad de los suyos; y finalmente, la gloriosa promesa de adopción como hijos de Dios para quienes creen en Él. Este pasaje nos guía de la proclamación de la luz hasta la experiencia transformadora de recibirla.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com









