Día 3: Pausa más allá del control

Clave: Proverbios 3:5

La vida tiene una forma de recordarnos que no podemos controlarlo todo. Trabajo, relaciones, decisiones importantes… muchas veces sentimos que si no tenemos todo bajo control, todo se va a desmoronar. Esa sensación genera ansiedad, miedo o incluso frustración, porque creemos que la vida depende completamente de nosotros.

Hoy quiero invitarte a algo diferente: confiar en alguien que te entiende de verdad. Jesús se presenta como alguien que conoce tu vida mejor que nadie, que sabe lo que cargas y lo que te preocupa. No te juzga por tus errores ni espera que tengas todo resuelto. Confiar en Él no significa sentarse a esperar que todo pase, sino permitir que alguien más te acompañe mientras tú haces tu parte. Es un tipo de confianza que no se basa en nuestra capacidad de manejarlo todo, sino en aceptar que no estamos solos y que hay alguien que puede sostenernos.

Piensa en algo que normalmente te cause ansiedad o que intentas controlar al máximo. Puede ser una relación complicada, un proyecto importante, o incluso tus propios pensamientos y emociones. Hoy, en lugar de intentar dominarlo todo, imagina entregárselo a Jesús. No tienes que entender cómo va a funcionar ni cuándo se resolverá; simplemente confía que Él está contigo en el proceso.

A veces creemos que confiar significa dejar de actuar o rendirse, pero no es así. Confiar significa actuar con la conciencia de que no llevamos la carga solos. Es como caminar en un sendero empinado y tener a alguien que te sostiene por detrás, sin quitarte la responsabilidad de avanzar, pero asegurándose de que no caigas. Esa es la confianza que Jesús ofrece: acompañamiento mientras das tus pasos.

Práctica:

Hoy identifica un área donde normalmente quieras controlar cada detalle. Haz tu parte, pero esta vez permite que Jesús lleve un poco de la carga contigo. Puedes tomar un minuto en silencio para decirle algo como: “No sé cómo manejar esto, necesito tu ayuda”. Observa cómo cambia tu perspectiva: quizá notes menos tensión, más calma o simplemente una sensación de alivio. Incluso si no ves resultados inmediatos, el simple acto de confiar puede transformar cómo te sientes durante el día.

Reflexión final:

La confianza se construye poco a poco, paso a paso. Jesús no promete eliminar los desafíos, pero síofrece acompañamiento y fortaleza para enfrentarlos sin sentir que todo depende de ti. Hoy, un pequeño acto de entrega y confianza puede abrir espacio para la paz, la claridad y la seguridad de que no estás solo.