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Día 7: La bendición de Dios

Increíblemente, aunque Dios creó a todas las criaturas vivientes y las encontró buenas, algo todavía faltaba: la humanidad. Fue por eso que Él decidió crear al ser humano a Su propia imagen. Así, en el sexto día, como dice Génesis 1:27, Dios hizo a Adán, y de él, creó a Eva.

Desde el principio, la visión de Dios para Adán y Eva era de liderazgo en la tierra y comunión con Él. Parte de su trabajo era ejercer dominio sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo (Génesis 1:26). Como parte de este dominio, Dios los bendijo. Curiosamente, esta fue la segunda bendición que se dio durante la creación; la primera fue para las aves y las criaturas del mar en el quinto día. Dentro de la bendición, Dios le dio a Adán y Eva la instrucción de ser "fructíferos y multiplicarse". Les proporcionó todo lo que necesitaban para ser productivos y reproducirse, asegurándose de que tuvieran un lugar para vivir y alimento para comer.

Antes de finalizar la creación de todos los seres vivos en el jardín, Dios se tomó un momento para reflexionar, notando que todo lo que había hecho era, en efecto, bueno. Una vez más, Dios abrazó el ritmo de trabajo, descanso, reflexión y abundancia.