Cuando El Corazón Se Cansa De Esperar: Aprendiendo De SaraMuestra

Ningún deseo satisfecho ni promesa cumplida se compara con el galardón de la salvación que tenemos en Cristo.

No quiero minimizar tu frustración y el dolor que acarreas por no ver tus deseos cumplidos. Pero fíjate que de la misma Sara se dice que, si bien recibió por fe su promesa, esperaba una promesa, como ser parte de la ciudad celestial, que Dios prepara para los que creen en Él y le buscan. Podemos saber que Sara comprendió que más hermoso que cargar un bebé en brazos y verlo dormir en su regazo, es ser hija del Padre Eterno, que por gracia y misericordia te ha dado la salvación por medio de Cristo.

Tenemos consuelo en nuestra frustración porque aun, si todos nuestros deseos insatisfechos se cumplieran en este lado de la eternidad, no se compararía en lo más mínimo con el gozo de ver la gloria de Cristo cuando Él regrese. La plenitud que nos dará no tiene comparación alguna.

Por tanto, esperemos con sumisión y pacientemente en la voluntad del Señor, recordándole a nuestro corazón que aunque ahora no disfrute de ver sus deseos cumplidos, llegará un día en que estará lleno del gozo divino por el amor de Dios. Que recordar la promesa del galardón de la salvación te haga gozarte realmente en medio de tu espera, y estar contenta y agradecida; independientemente de cuál sea el resultado, si se cumplen o no tus deseos, porque tienes garantizado algo mucho mejor que lo mejor de este mundo, tienes una esperanza que no avergüenza: la convicción de que verás al Señor y delante de Él todo lo que deseabas perderá su esplendor porque serás cautivada por la gloria de su majestad.

Rinde tu corazón al Señor, somete tu incredulidad, deseos de control, tus insatisfacciones y frustraciones, pero al mismo tiempo agradece por Cristo. Que el Espíritu Santo te ayude a ver un destello de su gloria en este día para que anheles la eternidad con Cristo más que cualquier otra cosa de este mundo. Que tu mayor deseo sea ver a Cristo, así sabrás que esperas algo seguro y tu alma descansará.

• Aprende: ¿Qué promesa esperaban todas las personas del Antiguo Testamento?
• Vive: ¿Cómo el recordar que tu mejor promesa ya fue cumplida te ayuda a vencer tu frustración?
• Lidera: Haz un devocional con otras hermanas de acuerdo a lo que has aprendido sobre la frustración y cómo vencerla.

Oración
Señor, muchos son los deseos de mi corazón, pero sé que aún si todos fuesen satisfechos no me darían el gozo que me da estar contigo. Tú eres mejor que cualquier sueño cumplido. Perdóname por la frustración, por no confiar en tu buena voluntad y por perder de vista que mi mayor tesoro eres Tú. Ayúdame a vivir cada día con la mirada puesta en la ciudad celestial, donde tendré tu gloria y plenitud eterna. Amén.