Cuando El Corazón Se Cansa De Esperar: Aprendiendo De SaraMuestra

Mientras aguardamos, conocemos más a Dios y somos santificados.

A sus 99 años, Abraham escuchó a Dios prometerle que su descendencia sería tan incontable como las estrellas del cielo y «se postró sobre su rostro y se rió, y dijo en su corazón: “...¿A un hombre de 100 años le nacerá un hijo? ¿Y Sara, que tiene 90 años, concebirá?”» (Gn 17:17 LBLA). Como puedes ver, se miró a sí mismo y no encontró posibilidad alguna de que esto pudiera suceder debido a su avanzada edad y a la de su esposa Sara; sin embargo, decidió tener fe.

Todo lo que Dios hace tiene un propósito. Muchas veces, inclusive, dispone de que un problema y un deseo sean imposibles de solucionar en nuestras fuerzas porque Él quiere que reconozcamos que lo que esperamos y anhelamos no se da por nosotros mismos, sino por medio de su obra.

Dios también puede orquestar todo con el fin de mostrarnos nuestro pecado y llevarnos al arrepentimiento y, al mismo tiempo, enseñarnos a confiar y a depender de Él; en la espera, conocemos mucho más su fidelidad, misericordia y consuelo; y aprendemos que su soberanía y sus planes no contradicen su bondad y amor hacia nosotros.

El proceso de espera es para que le saquemos provecho, conociendo más al Señor y sacrificándonos. Pero si en lugar de ello nos enfocamos únicamente en eso que anhelamos y creemos necesitar, nos frustramos y perdemos de vista que lo que más necesitamos es crecer en el conocimiento y depender de Dios para amarlo cada vez más y ser como Él.

Así que cambiemos la frustración por un mayor conocimiento de Dios. Es mejor para nuestras almas preguntarnos cómo podemos santificarnos y qué podemos aprender de Él en medio de las situaciones que nos agobian, que frustrarnos y enfocarnos más en lo que deseamos y no tenemos.

• Aprende: ¿Qué crees que aprendieron Abraham y Sara mientras esperaban la promesa del Señor?
• Vive: ¿Qué crees que Dios quiera enseñarte mientras esperas eso que anhelas?
• Lidera: Estudia con otras hermanas los atributos de Dios y reflexionen cómo ese conocimiento les ayuda a dejar la frustración.

Oración
Señor, Tú no solo conoces el motivo de mi frustración, sino que reconozco que esta situación Tú la has dispuesto para mí con el propósito de conocerte más y santificarme. Muéstrame aquello que quieres que conozca de ti y hazme saber también de qué pecados debo arrepentirme. Ayúdame a sacarle provecho a la espera, desechando la frustración y enfocándome más en ti. Amén.