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El cuidado de la boca
“El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias” (Proverbios 21:23 RVR1960).
Cuidar la boca es proteger el alma.
Este proverbio destaca una verdad práctica: lo que decimos puede traernos paz o problemas. La Escritura recalca la necesidad de ser prudentes en el hablar. Santiago 1:19 nos exhorta: Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar y tardo para airarse.
La boca no solo expresa lo que pensamos, sino también lo que habita en el corazón (Lucas 6:45). Guardar la boca implica autocontrol, dominio propio y dependencia del Espíritu (Gálatas 5:22-23).
Un corazón sabio no responde impulsivamente, sino que mide sus palabras con amor y verdad (Efesios 4:29). Así evitamos contiendas, heridas y remordimientos que luego angustian el alma.
¿De qué manera puedo ejercitar el dominio propio para que mis palabras reflejen sabiduría y amor?
Acerca de este Plan
La sabiduría de Dios nos enseña que nuestras palabras pueden protegernos o condenarnos. Proverbios 21:23 afirma que quien guarda su boca y su lengua preserva su vida de la angustia. Este devocional explora cómo controlar lo que decimos, reconocer el poder de la lengua y cultivar un hablar lleno de gracia. Así, aprendemos que la disciplina del habla refleja un corazón transformado por el Espíritu Santo.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: leadershiftglobal.com
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