Amigos Que PermanecenMuestra

Cómo permanecer en el "Valle"

En Daniel 2, vemos que el rey Nabucodonosor había tenido un sueño que lo atormentó a tal punto que mandó llamar a magos, brujos, hechiceros y astrólogos para que puedan adivinarlo e interpretarlo. Los adivinos intentaron persuadir al rey a que les cuente el sueño, pues su pedido era imposible. El rey quedó enfurecido al punto que mandó matar a todos ellos, incluido los sabios, o sea, Daniel y sus amigos.

Cuando el comandante de la guardia real (Arioc) fue para matar a Daniel, éste pidió hablar con el rey y lo persuadió a que le diera más tiempo para comunicarle el significado del sueño. Entonces Daniel regresó a su casa y ¿qué hizo?

Daniel contó su situación a sus amigos.

Necesitamos amigos con quienes podamos abrir el corazón, que nos ayuden a llevar la carga de una dificultad, necesidad, presión, enfermedad, etc.

Daniel tenía amigos leales. David tenía a Jonatán, aún en el momento más difícil cuando huía de Saul. Pablo tenía a Silas como compañero fiel, incluso en la cárcel donde alabaron juntos al Señor. Aún Jesús contó a sus discípulos de que era necesario que él muera, una verdad que lo afligía. No estamos hechos para sobrellevar solos nuestras cargas.

La acción no solo termina en hablarlo o compartirlo con alguien, en esta historia también podemos ver que:

Daniel oró con sus amigos.

La oración privada es fundamental, pero existe un poder sin igual en el acuerdo mutuo. La manera más poderosa de compartir las cargas es en la oración unos por otros. A veces olvidamos esta llave que Jesús nos enseñó, hay promesa en orar juntos unos con otros. Recordemos que el mismo Jesús necesitó que sus más cercanos, Pedro, Juan y Jacobo oren con él en Getsemaní.

Esto no significa que debemos compartir nuestras luchas con todo el mundo, también se debe ser prudente con quienes ser vulnerables. No podemos abrir nuestro corazón con cualquiera; por eso debemos buscar amigos leales —líderes, pastores o hermanos en la fe— que realmente nos amen.

Para reflexionar:

- ¿Compartes tus cargas con algún amigo/a o las lleva solo/a?

- ¿Estás orando por algún motivo con un amigo/a o pareja?

Oración:

Señor, gracias porque no me llamaste a caminar solo. Enséñame a abrir mi corazón con sabiduría y a orar junto a mis amigos en los momentos difíciles. Ayúdame a ser un compañero fiel que sostiene en la oración y fortalece la fe de otros. Amén.