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Abba

Abba es una palabra aramea que significa “Padre” en un sentido íntimo y afectuoso, equivalente a “papá” o “padre querido”. En la cultura judía del tiempo de Jesús, Abba era un término familiar usado por los hijos para dirigirse a su padre con confianza y cariño, pero también con respeto.

Jesús usó esta palabra en momentos de profunda comunión con el Padre, como en Getsemaní (Marcos 14:36), y el apóstol Pablo enseña que, por medio del Espíritu Santo, los creyentes también podemos clamar “Abba, Padre”. Esto significa que, en Cristo, no nos acercamos a Dios como esclavos temerosos, sino como hijos adoptados que gozan de una relación personal, segura y amorosa con Él.

Llamar a Dios “Abba” es reconocer que nuestra identidad está en ser Sus hijos. No es un título que ganamos por méritos, sino un regalo de gracia. Esta relación nos da:

• Seguridad: sabemos que somos amados incondicionalmente.
• Confianza: podemos acercarnos a Él con libertad, sin miedo al rechazo.
• Identidad: no somos definidos por nuestros errores o logros, sino por Su amor.

En un mundo donde muchas personas viven con heridas de paternidad o con la sensación de no ser suficientes, Abba nos recuerda que tenemos un Padre perfecto, que nos conoce por nombre, que se deleita en nosotros y que nunca nos abandona.

Vivir bajo la revelación de Abba implica cultivar una relación diaria con Él: hablarle con sinceridad, escuchar Su voz en la Palabra, y descansar en Su cuidado. También significa reflejar Su carácter paternal en nuestras relaciones, siendo canales de Su amor y cuidado hacia otros.

1. ¿Qué significa para ti que Dios sea tu Abba y no solo un Dios lejano?
2. ¿Qué barreras emocionales o espirituales necesitas entregar para acercarte más a Él?
3. ¿Cómo puedes vivir hoy como hijo/a amado/a y seguro/a en Su amor?

Y tú, ¿consideras que Dios es tu Padre?