La Carrera De La Fe: 4 Etapas Para La MetaMuestra

LA META – sigue guardando la fe
2 Timoteo 4:7-8
He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás, me espera la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.
Finalmente, estás en la última etapa. Todo el esfuerzo cobra sentido porque estás próximo a la meta.
Pablo describe su recorrido como algo satisfactorio, no perfecto, pero que denota su esfuerzo y compromiso. Parece ser que el elemento clave para llegar a la meta fue guardar la fe. Él utiliza la idea de "llegar a la meta" para referirse a la culminación de su ministerio, o de su vida misma. Esta carta, escrita a su amigo y discípulo Timoteo, es la composición de múltiples consejos para el joven líder. Por lo tanto, es mucho más significativa si reconocemos que Pablo estaba saliendo de la escena, y era Timoteo quien debía cargar con la antorcha en su carrera.
¿Entiendes? El final de nuestra carrera puede impactar el inicio de la carrera de otros. Nuestro legado puede bendecir a otras generaciones y trascender, aunque ya no estemos. Cuando reconocemos que la carrera de la fe no es solo individual, sino también colectiva, el sentido de ganar cambia.
Como notaste, Pablo utilizó recurrentemente la idea de una carrera para compararla con la vida del creyente y animarnos a correr con fe. Cada etapa cuenta, cada paso te acerca y cada esfuerzo vale la pena. Pablo estaba convencido de que recibiría una corona de justicia —que, según el término, pudo hacer referencia a la corona de victoria que recibían los atletas griegos— por su buen desempeño. Por tanto, el objetivo no es solo empezar bien, sino terminar fielmente la carrera de la fe. Pablo nos recuerda que, al final, hay una recompensa eterna para los que han guardado la fe.
Esta etapa es una llamada a la fidelidad, constancia y esperanza. Sin importar las complicaciones que la vida pueda traer —dolor, pérdida, incertidumbre, limitaciones y demás—, vale la pena seguir a Cristo y guardar la fe. Aunque la corona como “recompensa” genere ilusión y esperanza en nuestro corazón, seguirle debería ser una respuesta fiel a su amor y un compromiso eterno de lealtad, independientemente del premio que podamos recibir.
Si tu carrera de fe terminara hoy, ¿cuán victoriosa sería? ¿Estarías feliz y satisfecho con haber dado lo mejor de ti? ¿O desearías haberte esforzado más?
Aplicación:
Puede que en tu vida aún estés a mitad de la carrera, pero es necesario reconocer ahora lo que necesitas hacer para seguir avanzando. Guarda tu fe, mantente fiel al llamado, permanece con convicción y avanza con amor. Idealiza cómo te gustaría acabar tu carrera y escribe una frase con la que te gustaría que tu comunidad celebrara tu final.
Escrituras
Acerca de este Plan

La carrera de la fe no se trata de velocidad, sino de fidelidad. Cada etapa cuenta. En la vida cristiana, cada paso, incluso los más lentos, si están dirigidos a Cristo, te acercan a la meta. No te detengas. Corre con propósito, corre con fe... y cruza la meta con una corona eterna.
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Nos gustaría agradecer a Somos.Jóvenes por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.instagram.com/somos.jovenesvr?igsh=MW52NGZwcmM5cDdo
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