Dios en Nosotros; Expresar a Jesús, Escuchar Al Espíritu Y Mostrar La Gloria Del PadreMuestra

Creo que solo podemos conocer de Dios lo que Él quiera revelarnos de sí mismo. Creo que por eso, algunos teólogos le llaman “el totalmente otro” cuando quieren enfatizar que el Dios de la Biblia no es fruto de nuestra imaginación o miedo, sino que se revela a los hombres.

¿Qué nos puede enseñar Jesús sobre la Gloria del Padre y qué implicancias prácticas podemos tener en nuestra vida? Antes que todo, la gloria de Dios no es sinónimo de "glamour" o comodidad. Jesús glorificó al Padre muriendo en una cruz. Cuando Jesús le dijo a Pedro cómo serían sus últimos días, Juan acotó: “Le dijo eso para que sepa con qué muerte daría gloria a Dios”. La gloria de Dios no es como la gloria que nos pintan los hombres; entender esto nos protege de mensajes que apelan a la codicia para ofrecernos una gloria que es sinónimo de una vida sin luchas o con solo abundancia material.

A continuación, veamos tres reflexiones que nos pueden ayudar a dar gloria a Dios en nuestra vida diaria.

La primera es que en la presencia del Padre encontramos su gloria, Jesús conocía una gloria junto al Padre desde antes de que el mundo fuese, en su carta a los Efesios, Pablo da como un hecho del pasado el que nosotros, gracias a nuestra unión con Cristo, ya estamos sentados en esos lugares celestiales. Mediante la oración, al mismo tiempo que estamos en la tierra, también podemos estar a los pies del trono glorioso de Dios, y desde allí recibir lo que Él nos quiera dar para que su voluntad se haga en la tierra. Por medio de una oración de adoración y obediencia estamos dando gloria a Dios.

Esto nos lleva a la segunda reflexión: Lo que Dios nos confía aquí en la tierra es para que hagamos brillar la gloria de Dios. Jesús decía que había recibido del Padre personas y su trabajo fue que ellos creyeran y entendieran que todo procede de Dios. En los contextos cristianos solemos decir que sólo somos administradores de los bienes que Dios nos da, y es cierto, pero ¿realmente somos conscientes de las vidas en las que Dios nos concede tener influencia para que nosotros les mostremos que no se trata de nosotros? Llevar a todos a quienes Dios nos confía a reconocer que se trata de reconocerle y seguirle a él, es otra manera de dar gloria a Dios.

Finalmente, damos gloria a Dios cuando damos fruto en los demás como resultado natural de ser uno con él, desearemos morir vacíos entregando todo lo que teníamos en nuestro corazón. Con esto podemos expresarnos al entregarnos a los demás. Cuando el hombre se entrega por amor en nombre de Dios según su llamado y propósito, no solo se siente completamente vivo, también está dando la gloria de su Creador. Cuando Dios es nuestra prioridad, la búsqueda de nuestro propósito en la tierra nos hará felices y dará gloria a Dios.