Dios No Está en SilencioMuestra

Día 3: Promesas de bendición

Cuando atravesamos pruebas, a veces sentimos que el futuro se desmorona. Sin embargo, Dios nos recuerda que sus planes son de bien y no de mal. Sus promesas no son palabras vacías: están escritas, confirmadas y selladas por la sangre de Cristo.

El salmista entendía que la ayuda no viene de los montes ni de la fuerza humana, sino de Dios mismo, el Creador del cielo y la tierra. Esa misma verdad sigue vigente para ti hoy: Dios es tu socorro, tu protector y tu guardador. Él no duerme, no se olvida de ti y nunca te abandona.

Dios no está en silencio: habla por medio de sus promesas y las cumple en el tiempo perfecto. Aunque a veces no entiendas lo que estás viviendo, puedes confiar en que Él tiene el control. Nuestro papel no es ganarnos las promesas, sino creerlas y aferrarte a ellas con fe.

Medita hoy en alguna promesa de Dios que haya marcado tu vida y repítela durante el día como recordatorio de su fidelidad.

“Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.” Salmo 121:1-2

Oración:

Señor, gracias porque eres mi socorro y mi guardador. Ayúdame a vivir confiando en tus promesas de bendición. Amén.