No Hay Nombre Más Alto: Devocional De 5 Días Para Experimentar VictoriaMuestra

Todo ídolo caerá

En 1 Samuel capítulo 5, leemos cómo los filisteos capturaron el Arca del Pacto y la llevaron al templo de Dagón, el dios que ellos adoraban. Los filisteos creían que Dagón era el responsable de sus cosechas y su grano. Debido a la maldad de Israel, el Señor entregó al ejército israelita en manos de los filisteos. Los filisteos tomaron el arca del pacto y la colocaron junto a Dagón, simbolizando, al menos en apariencia, que Dagón y Yahvé eran iguales. A la mañana siguiente, el pueblo fue al templo y encontró que Dagón había caído rostro en tierra delante del arca del Señor. Volvieron a levantar la estatua y la colocaron en su lugar, pero al día siguiente, Dagón había caído nuevamente, rostro en tierra, y esta vez su cabeza y ambas manos estaban cortadas, tiradas sobre el umbral. El Señor quería mostrar a los filisteos que su ídolo no era Su igual.

Este evento no fue la única vez en las Escrituras que Yahvé confrontó al falso dios de los filisteos. Cuando Sansón reveló a Dalila el secreto de su fuerza, los filisteos lograron capturarlo y le sacaron los ojos. En Jueces 16:23-24, los filisteos atribuyeron esta victoria a su dios Dagón. La Escritura dice: "Los gobernantes de los filisteos se reunieron para festejar y ofrecerle un gran sacrificio a Dagón, su dios, diciendo: «Nuestro dios ha entregado en nuestras manos a Sansón, nuestro enemigo». Cuando el pueblo lo vio, todos alabaron a su dios diciendo: «Nuestro dios ha entregado en nuestras manos a nuestro enemigo, al que asolaba nuestra tierra y multiplicaba nuestras víctimas»."

Pero al seguir leyendo la historia, vemos cómo Dios respondió la última oración de Sansón, dándole la fuerza suficiente para derribar el templo donde los filisteos celebraban, causando la muerte de más de 3000 personas.

En Éxodo 20:3, el Señor le dice a Su pueblo: "No tengas otros dioses además de mí." Tal vez hoy no tengamos estatuas o santuarios, pero cualquier cosa que construyamos por nuestra cuenta y en la que pongamos nuestra confianza puede convertirse en idolatría en nuestros corazones. Podemos hacer del dinero un ídolo, del éxito un ídolo, e incluso de nuestros propios deseos, un ídolo.

Mientras el Señor traía estas Escrituras a nuestra mente una vez más, comenzamos a escribir la canción “No Hay Nombre Más Alto”. El Señor nos está llamando a confiar en Él de todo corazón y a no apoyarnos en nuestro propio entendimiento. Cuando la tierra tiembla, el Señor permanece inconmovible. Cuando todo a nuestro alrededor parece desvanecerse, la palabra del Señor permanece para siempre. Que volvamos completamente hacia Él, confiando en que Él está, y siempre estará, en el trono.