Comprometidos con la Glorificación de Dios

Estándares para la Competencia de los Atletas Cristianos

¡Hola Rival!

Los buenos atletas saben lo que se necesita para competir al más alto nivel. Requiere compromiso, intensidad, coraje y determinación. Saben que ganar no es fácil y que competir requiere una fuerza diferente. ¿De dónde proviene esa fuerza?

Para el atleta cristiano, la fuerza no proviene de sí mismo, sino de Dios. Sabemos que el Espíritu Santo vive en nosotros y que el mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos obra en nosotros.

Los atletas cristianos compiten con un propósito inquebrantable. En su búsqueda de la excelencia, buscan honrar a Dios. Transforman su intensidad en un acto de adoración. Desde el inicio hasta el apretón de manos final, cada jugada y cada momento es un acto de adoración. Sin importar el marcador, los atletas cristianos dan lo mejor de sí. Actúan para el único público que realmente importa: Dios.

El atleta cristiano no solo viste un uniforme, lleva una vocación. Con esa vocación, compite con estándares diferentes. No buscan gloria ni fama personal. Al contrario, dan lo mejor de sí porque quieren honrar al Dios que los creó.

Preguntas de aplicación:

• Cuando llegas al límite de tus fuerzas (durante un entrenamiento pesado o un partido contra tu rival), ¿cómo puedes recordar que actúas con la fuerza de Dios, no con la tuya?
• ¿De qué manera puedes demostrarle a tu oponente que compites para glorificar el nombre de Dios, no el tuyo?

Oración:

Dios, te damos gracias porque, a través de tu Espíritu Santo, tenemos acceso al mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos. Ayúdanos a confiar en tu fuerza en lugar de la nuestra cuando las cosas se pongan difíciles. Que nuestros oponentes puedan ver a Cristo en nosotros por la forma en que competimos por tu gloria. Amén.