Liderazgo Con Raíz Y FrutoMuestra

Carácter antes que cargo

"El que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, que tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía" (Tito 1:6 RVR1960).

El verdadero liderazgo empieza en casa y se edifica con integridad.

Pablo no comienza describiendo talentos, habilidades o experiencia, sino el carácter del líder. Ser “irreprensible” no significa perfección, sino coherencia. El liderazgo espiritual debe ser visible primero en el hogar: fidelidad conyugal y autoridad amorosa sobre los hijos.

Hoy en día, muchas estructuras cristianas valoran más el carisma que el carácter. Pero la Escritura invierte ese orden. Para Dios, la vida privada valida el ministerio público. ¿Cómo puede alguien pastorear a otros si no cuida su casa? ¿Cómo guiar si no modela?

La familia es el primer campo de entrenamiento para el liderazgo. Allí se prueba nuestra paciencia, nuestra fidelidad, nuestra capacidad de amar y disciplinar. El hogar no es el obstáculo del llamado: es el laboratorio del carácter.

Esta palabra nos desafía a evaluar nuestras prioridades. No se trata solo de servir bien en público, sino de ser íntegros en privado. De vivir una vida donde nuestros hijos, pareja, y cercanos puedan decir: “él o ella vive lo que predica”.

¿Mi familia y círculo cercano pueden dar testimonio del carácter que deseo reflejar en mi vida espiritual?