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LA MUJER DEL FLUJO DE SANGRE

En Mateo, la Biblia nos presenta la vida de una mujer que había sufrido de flujo de sangre por 12 años. Según la Ley de Moisés, una mujer que padecía esta enfermedad era considerada impura. No sólo era una enfermedad física, sino que tenía muchas implicaciones, por ejemplo: todo lo que ella tocaba (ropa, cama, muebles) también se volvía impuro. No podía participar en actos religiosos, ni acercarse al templo. Como la impureza en la vida de esta mujer era constante, generó un aislamiento total.

Nadie podía o quería estar cerca de ella, cualquiera que la tocara también se volvería impuro y debía seguir un proceso de purificación, esto también los podría aislar. Imagínate la soledad en la que vivía, alejada de su familia, amigos, vecinos... de todos. Cargaba no solo con su enfermedad física, sino con el dolor emocional del rechazo y la soledad. Probablemente vivía avergonzada, sin esperanza, baja autoestima, inVISIBLE para todos.

Marcos 5:26 menciona que había sufrido mucho en manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía. Esto sugiere que también enfrentaba pérdida económica y desesperación, sin acceso a una cura.

Cuando supo que Jesús estaba pasando por donde ella vivía, decidió arriesgarlo todo. De la manera más humillante se arrastró por el suelo para tocar el borde del manto de Jesús pensando "si tan sólo lo tocare seré sana". Tal parece que esa acción podría pasar desapercibida de todos, pero para su sorpresa, Jesús, quien estaba siendo empujado por la multitud, supo que poder había salido de Él. Los discípulos no entendían a qué se refería, pero Él la estaba haciendo VISIBLE.

Aquella mujer con temor reconoció que ella lo había tocado y su flujo de sangre había sido sanado al instante. Lo mejor de esta historia no termina ahí, sino que Jesús le dio algo más que sanidad física, le dio la salvación que la llevaría a estar con Él por la eternidad.

No importa cuánto tiempo haya pasado, ni qué clase de necesidades o situaciones puedas estar pasando, Él te conoce a la perfección, eres VISIBLE para Él. Posiblemente las personas a tu alrededor puedan darte la espalda, juzgarte, abandonarte, pero Él no necesita la aprobación social para darte lo que necesitas en el tiempo justo. Ven a Él con un corazón lleno de fe y humildad, y verás la transformación de tu corazón para Su gloria.