Dependencia Total en DiosMuestra

Completos en Cristo, útiles para otros

"Y vosotros estáis completos en él (…)” (Colosenses 2:10 RVR1960).

No nos falta nada cuando Cristo es nuestra plenitud.

La dependencia total en Dios no es pasividad ni debilidad, sino una fuente de plenitud sobrenatural. En Cristo estamos completos: no por lo que hacemos, sino por lo que Él ya ha hecho.

No somos suficientes en nosotros mismos. No lo fuimos ayer, no lo seremos mañana. Pero en Él, nada nos falta. Cristo es el todo para toda necesidad: sabiduría en la confusión, paz en el caos, provisión en la escasez, poder en la flaqueza.

Cristo es suficiente para toda necesidad. No hay circunstancia que estemos viviendo que Él no sea capaz de comprender y atender con eficacia. No hay necesidad para la que Él no esté habilitado para suplirnos. En Él son suplidas nuestras más profundas necesidades y carencias de toda índole (finanzas, salud, familia, ministerio, etcétera). Cristo se nos presenta como el complemento perfecto de nuestra necesidad. En él estamos más que completos, porque él es la plenitud de nuestra necesidad. Y vosotros estáis completos (llenos) en él.(Colosenses 2:10).

Además, Dios no sólo nos llena, sino que nos transforma en canales. Lo que Él deposita en nosotros se vuelve bendición para otros. Como vasos de barro que contienen tesoros eternos, servimos desde nuestra experiencia de dependencia.

No se trata del material del vaso, sino del tesoro que contiene. Por eso, podemos ministrar desde nuestra fragilidad, sin temor, porque no somos nosotros, es Cristo en nosotros.

¿Estoy viviendo desde mi suficiencia, o desde la plenitud de Cristo en mí?