Padres y Madres: Devociones del Ministerio Tiempo de GraciaMuestra

La crianza: Bautícelos

Dios desea tanto crear la fe salvadora en los corazones de sus hijos que no sólo le da su Palabra poderosa para compartirla con ellos, sino que le da también otro medio por el cual el Espíritu puede ir a vivir en ellos: el Santo Bautismo.

En la época del Antiguo Testamento, los recién nacidos eran recibidos en una relación con Dios y con la comunidad de creyentes por medio de la ofrenda de sacrificios de animales y el rito de la circuncisión. En la época del Nuevo Testamento, Cristo ha abierto la pertenencia a la familia celestial a través del “lavamiento del agua por la palabra” (Efesios 5:26). Si piensa que vacunar a sus hijos le da tranquilidad respecto del sarampión, las paperas y la rubéola, imagine la paz que puede tener sabiendo que sus pequeños visten túnicas de la santidad de Jesucristo.

El mismo Día de Pentecostés, en el nacimiento de la iglesia del Nuevo Testamento, Pedro les dio esta promesa a miles de oyentes asombrados: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados. . . . para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos” (Hechos 2:38,39).

Creo que la razón por la que algunas personas dudan es que piensan que sus hijos son demasiado jóvenes para entender estas cosas tan grandes. Oiga, no es necesario entender qué es una herencia o un legado, para recibirlo legalmente. El bautismo es un regalo de Dios para todos, y eso incluye a sus hijos.