Cuando No Sabes Si Puedes SeguirMuestra

El miedo al “¿y si fallo?”

"Muchos creemos que el coraje es enfrentarse al peligro de frente, pero ¿y si el verdadero coraje tiene que ver con algo mucho más profundo?"

Josué estaba frente al momento más abrumador de su vida: Moisés, el gran líder de Israel, acababa de morir. Y ahora, todo el peso de la nación recaía sobre sus hombros. Millones de personas mirando a Josué, esperando que supiera qué hacer. ¿El problema? Él no tenía todas las respuestas. Y muy probablemente, tenía miedo de fallar.

Si alguna vez has sentido que la vida te entregó una responsabilidad demasiado grande, un reto inesperado, o simplemente el vacío de no saber cómo seguir… entonces entiendes a Josué.

Dios le dice: "Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora tú vas a cruzar este río con todo este pueblo…" En otras palabras: “Te toca.”
Pero también le dice algo más: "Como estuve con Moisés, así estaré contigo. No te dejaré ni te abandonaré."

Eso cambia todo.

Vivimos en una cultura que celebra la autosuficiencia.
“Tú puedes solo.”
“Sé fuerte.”
“No dependas de nadie.”
Pero en lo más profundo, muchos de nosotros estamos agotados. Porque, ¿qué pasa cuando sientes que no puedes?

La verdad es que no fuimos creados para cargar solos.

Yo también estuve ahí. En momentos donde la presión parecía demasiado. Donde cada escenario en mi cabeza terminaba en fracaso. Donde la frase “¿y si fallo?” me mantenía despierto en la noche.

Y fue justo ahí donde entendí algo clave:
El coraje no es la ausencia de miedo.
Es avanzar, incluso con miedo, cuando sabes que no estás solo.

Aquí es donde entra el evangelio.
Jesús, el Hijo de Dios, también enfrentó momentos así. En Getsemaní, horas antes de ser crucificado, oró diciendo: "Padre, si es posible, pasa de mí esta copa."
Jesús no ignoró el miedo. Lo enfrentó. Pero avanzó. ¿Por qué?
Porque confiaba en el plan del Padre… y sabía que Su presencia estaba con Él.

Y gracias a esa valentía, tú y yo tenemos esperanza hoy.

Jesús no solo fue fuerte por Él mismo.
Fue fuerte por nosotros.
Y ahora, nos invita a hacer lo mismo:
a caminar con confianza, no porque tengamos todas las respuestas,
sino porque Él prometió estar con nosotros.

Josué no fue llamado a ser un superhéroe.
Fue llamado a confiar.
Tú tampoco tienes que ser perfecto.
Solo tienes que creer que Dios está contigo, incluso cuando tiemblan tus rodillas.

REFLEXIONA:

• ¿Qué situación hoy te hace sentir pequeño, incapaz o sin rumbo?
• ¿Estás tratando de resolverla solo, o has invitado a Dios a caminar contigo?

ORACIÓN:

Dios, tengo miedo. No siempre sé qué hacer.
Pero si tú estás conmigo, puedo seguir adelante.
Ayúdame a confiar, no en mí, sino en tu presencia.
Amén.