Devocional Julio "Lámpara a Mis Pies"Muestra

“Y decía: Abba, Padre, todo es posible para ti. No me hagas beber este trago amargo, pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Marcos 14:36 NVI).

La gran batalla que Jesús vivió en el Jardín del Getsemaní fue la batalla por la voluntad. El mismo Hijo de Dios tuvo que rendir su voluntad a la voluntad del Padre para cumplir el propósito por el cual él había sido designado.

El mayor enemigo para que tú cumplas tu propósito en esta tierra se llama “yo”. Es esa naturaleza dentro de ti que quiere rebelarse contra la perfecta voluntad de Dios: el “yo” que quiere hacer lo suyo, ser independiente y no se quiere someter. Jesús rindió su “yo” y aceptó la perfecta voluntad de Dios.

La primera batalla que muchos debemos librar es la batalla por nuestra voluntad, el “yo” tiene un remedio, y es la cruz. Es poder crucificar esa voluntad que está contraria a la voluntad de Dios y rendirnos a lo mejor de Él.

Tal vez hoy somos nosotros los que debemos hacer de la oración de Jesús nuestra oración: “Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.