La Supremacía De CristoMuestra

No eres un accidente

¿Sabes? Mis padres no eran creyentes cuando se conocieron, tampoco cuando se enamoraron ni cuando se casaron. De hecho, no llegaron a serlo hasta que cumplí 15 años. Además, cuando se casaron, yo ya estaba en el camino.

¿Por qué te cuento esto? Porque quizá, al igual que yo, alguna vez has luchado con la etiqueta de: “no fuiste planeado” o aquella que dice: “fuiste un accidente”.

Si ese es tu caso, la verdad de la que hoy quiero hablarte cambiará por completo tu perspectiva y te llenará de esperanza y gozo.

Colosenses 1:16 dice: “Por medio de él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra” … Y “que todo ha sido creado por medio de él y para él”.

¿Ves la verdad presente en este texto?

Si alguna vez has luchado con las mentiras de que fuiste un accidente o que no fuiste planeado por tus padres, si alguna vez has luchado con la idea de que tu valor depende de lo que logras, de lo que posees o de la fama y el reconocimiento, el pasaje de hoy llega para destruir por completo esa narrativa.

Mi amigo/a, tú fuiste creado/a por Jesús y para Jesús, esa es tu identidad y tu propósito.

Por eso, cada vez que luches con tu identidad, recuerda que fuiste creado por Él, recuerda que Él te ama y que eres tan valioso/a, que el creador dio su vida por ti, esa es la verdadera perspectiva de tu valor: No lo que tienes, no lo que logras, no cómo te ves, ni siquiera con quién estás. La verdadera perspectiva de tu valor es que eres creado/a por Jesús y para Jesús.

De la misma manera, tu propósito en esta tierra no es acumular cosas, no es ganar fama, no es buscar las soluciones a los grandes problemas del mundo. Tu propósito en esta tierra es conocer y amar a Jesús, vivir en una relación reconciliada con Él, amarlo, alabarlo y vivir para Él.

Oremos juntos: Señor Jesús, hoy te agradezco por la hermosa verdad de que fui creado por ti y para ti. Señor hoy entrego y suelto toda etiqueta que la sociedad, o que yo mismo, me haya puesto. Hoy me rindo y decido vivir para ti, amén.