AlegríaMuestra

Unos versículos antes de esta declaración, encontramos al pueblo de Israel reunido, escuchando la Palabra de Dios por medio de Esdras. Al oírla, comenzaron a llorar, porque se dieron cuenta de cuánto se habían alejado del Señor. Su tristeza era real… pero no era el final.

Entonces Esdras, Nehemías y los levitas intervinieron para animarlos, recordándoles que esa tristeza era una señal de que Dios ya estaba obrando en sus corazones. Por eso, en lugar de permanecer en lamento, los invitaron a celebrar. No porque sus errores no importaran, sino porque Dios estaba mostrándoles el camino de regreso.

David Guzik lo resume así:

"Nuestro conocimiento del pecado nunca debe ser más grande que nuestro conocimiento de Jesús como nuestro Salvador. Somos grandes pecadores, pero Él es un Salvador aún más grande".

Cuando nos damos cuenta de nuestras fallas, es normal sentir tristeza. Pero esa tristeza debe llevarnos al gozo de saber que Dios no ha terminado con nosotros. Esa alegría que viene de Él es nuestra fortaleza: nos sostiene, nos levanta, nos da esperanza para seguir avanzando.

Así que no te quedes en la culpa. Regocíjate porque Dios está transformando tu vida. Y no te guardes ese gozo: ¡compártelo con otros! Háblales de Jesús para que ellos también puedan experimentar esa alegría que solo Él puede dar, incluso en tiempos difíciles.

Oración:

Gracias, Dios, porque cuando reconozco mis errores, puedo alegrarme en Ti. Tu obra en mí es más fuerte que cualquier tristeza. Ayúdame a vivir fortalecido por Tu gozo y a compartir esa alegría con quienes me rodean, hablándoles de Jesús. Amén.