Para Subir Hay Que BajarMuestra

Nuestro Ejemplo
Jesús, nuestro Dios en la carne y la realeza de la creación, vivió entre los bajos de la sociedad y se crió en el lado indeseable de la calle. Aquel que era independiente de cualquier mortal, eligió voluntariamente depender no solo de su madre y padre, sino también de la bondad de otros seres humanos.
Durante su ministerio terrenal, confió en el apoyo financiero y práctico de varias personas de recursos, mayormente mujeres, para sostenerse. Cuando tuvo sed, se sentó junto a un pozo y le pidió agua a una mujer. Esta mujer samaritana, que sobrevivía en los niveles más bajos de su sociedad, refrescó a Jesús dándole un trago de agua. Jesús no discriminó en su dependencia.
Jesús vivió sin ser bienvenido, sin ser invitado. Incomprendido, maltratado, despreciado y degradado. Juan nos dice: “Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron". Qué aplastante y agotador ser rechazado por quienes se supone que son tu pueblo.
Y, sin embargo, en medio de su pobreza voluntaria durante su vida y muerte en la tierra, vemos que Jesús aprendió la humildad: depender completamente de Dios y también de los demás. Tuvo que hacerlo. Después de todo lo que sufrió por lo que renunció para volverse completamente humano (siendo completamente Dios), continúa lavando los pies de sus amigos y sus enemigos por igual. Jesús, el Dios del universo, rico en todas las formas imaginables e inconcebibles, nos lava los pies. Incluso ahora, ningún lugar es demasiado bajo para que Jesús se incline para servir a los demás.
He aquí la humildad de Dios.
Nuestro sustento nunca puede provenir de la alta o baja opinión que la gente tenga de nosotros, de lo que tenemos o no tenemos, o de nuestro estatus social. Jesús nos hace recordar: “Yo soy el pan de vida (...) El que a mí viene nunca pasará hambre, y el que en mí cree nunca más volverá a tener sed".
¿De dónde estás recibiendo tu «pan»?
Oración: Dios, gracias por venir para salvar a la gente que te rechazó. Quiero depender de ti. Tu opinión es la única que importa. Enséñame a contar contigo y vivir como Jesús. Amén.
Acerca de este Plan

¿Alguna vez te has sentido vacío? ¿Como si no tuvieras nada más que dar? ¿Qué tal si durante nuestros peores momentos Jesús se encuentra con nosotros y nos llena? Cuando llegamos al fin de nosotros mismos, hay alguien más grande en quien apoyarnos. En este devocional de cinco días, Marlena Graves nos guía a la humildad y a rendir nuestra voluntad a Dios al apuntarnos al mejor maestro, Jesús.
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Nos gustaría agradecer a InterVarsity Press por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: www.ivpress.com/para-subir-hay-que-bajar?utm_source=youversion&utm_medium=reading-plan&utm_campaign=youversion









