Espíritu SantoMuestra

¡Guau! ¡Qué maravilloso! Hemos llegado al tercer día de este plan, y creemos y esperamos que durante este tiempo hayas vivido momentos de comunión con el Espíritu Santo.

Estamos convencidos de que Dios ha reservado lo mejor para este día.

La Biblia dice en Joel 2:28:

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones".

Hoy estamos viviendo los días que Joel profetizó. ¿Y qué nos dice la Biblia? “Derramaré mi Espíritu sobre toda carne".

Lo primero que debemos entender es que Dios no quiere darnos solo un poco de su Espíritu. Él quiere derramarlo. En otras palabras, quiere repartirlo, esparcirlo y llenarnos completamente.

Por eso, no podemos conformarnos con recibir solo una pequeña porción del Espíritu Santo, o peor aún, vivir sin Él. Dios es tan generoso y nos ama tanto que no nos dará solo una medida limitada de su Espíritu, sino que lo derramará sobre nosotros sin restricciones.

Y esto es esencial, porque el derramamiento de su Espíritu trae consigo lo que sigue diciendo la Biblia:

• “Vuestros hijos e hijas profetizarán". Profetizar es hablar bajo inspiración divina. ¡Imagínate lo maravilloso que será escuchar a nuestros hijos profetizar, hablar bajo la dirección de Dios!
• “Vuestros ancianos soñarán sueños". La mayoría de los ancianos, tras jubilarse, dejan de soñar y de tener nuevas metas. Pero lo sorprendente del derramamiento del Espíritu es que veremos a nuestros ancianos soñar nuevamente, llenos de propósito, fe y esperanza.
• “Vuestros jóvenes verán visiones". Hoy en día, muchos jóvenes luchan por encontrar una visión clara para sus vidas. La influencia del mundo los desenfoca y los distrae, impidiéndoles ver su verdadero propósito. Sin embargo, un joven lleno del Espíritu Santo no solo recibe una visión, sino muchas. Esto significa que nada podrá detenerlo, porque Dios ha llenado su corazón de sueños y propósito a través del derramamiento de su Espíritu.

Me impacta profundamente ver cómo el Señor une generaciones y desea que nadie quede fuera de la plenitud del Espíritu Santo ni de este gran avivamiento.

¿Y tú, ya estás listo?