Una Entrega Por AmorMuestra

Desfigurado
Hablar del sacrificio de Jesús en la cruz es algo que debemos hacer con regularidad. A veces, los temas centrales de la salvación se dan por sentados, y corremos el riesgo de perder de vista cosas importantísimas que tienen que ver con nuestra vida en este mundo y en la eternidad.
Sabemos que Jesús está a la diestra del Padre, que es Rey y es Señor. En el libro de Apocalipsis se nos revela la majestuosidad de su exaltación y la gloria que recibe de millares de seres celestiales. Jesús es el Salvador de todo aquel que en Él cree, como dice Hebreos 7:25, “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos".
Ahora bien, movámonos aproximadamente dos mil años atrás y contemplemos el cuadro horrible en el que vemos a Jesús escarnecido, afrentado y escupido. Miremos con ojos desconcertados como los hombres le dan puñetazos y bofetadas y desgarran su piel a latigazos. Poco a poco y con una maldad horrenda, desfiguran su rostro mientras le llenan de insultos y de agravios.
Así llegó Jesús a la cruz, totalmente desfigurado. Y en esa terrible condición, clavado en el madero, fue derramando la sangre que limpió nuestros pecados.
Con este cuadro en mente podemos comprender la profecía de Isaías acerca de la muerte de Jesús. “Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres" 52:14.
Es importante que recordemos cómo Jesús fue desfigurado sin clemencia por hombres que se complacieron en ver su sufrimiento. Traerlo a la memoria nos mantiene postrados ante la cruz, agradecidos de un amor tan incondicional y excelso. Es Dios con nosotros, Emanuel, quien fue “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" Is. 53:5.
Un rostro y un cuerpo desfigurado no son atractivos. Si tenemos sentimientos de compasión y clemencia, giraremos el rostro hacia otro lado porque es muy horrendo y cruel lo que vemos. Para muchos el sacrificio de Jesús es un cuento de semana santa, pobres de ellos que pierden la belleza del amor de Dios mostrada en el rostro desfigurado de Jesús.
Para los que hemos creído en su sacrificio y valoramos la salvación que alcanzó para nosotros por el derramamiento de su sangre, Jesús es hermoso, es nuestro Rey y Salvador. “Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos" Heb. 7:26.
Acerca de este Plan

Cuando hablamos del amor de Dios y de la entrega de su Hijo Jesucristo para traer salvación, nos encontramos que no hay suficientes palabras que puedan describir la grandeza de ese amor. En este plan de cinco días iremos a la Palabra para que ella nos dé un vislumbre de la grandeza de un amor tan grande e inmerecido que está disponible para todo aquel que lo recibe.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: facebook.com/GrettchenStage
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