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Día 2 – Sígueme

Seguir a Jesús no significa simplemente conocer la Biblia. Tal vez pensás:“Yo fui al instituto bíblico, soy hijo de cristianos, voy a la iglesia todos los domingos…”. Pero la verdad es que podés pasarte años en la iglesia, cantar, ofrendar, escuchar prédicas… y aun así seguir viviendo con tus redes sucias y rotas.

Un claro ejemplo de esto es el joven rico.

Te falta algo

“Mientras Jesús continuaba su camino, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?» […] Jesús lo miró con amor y le dijo: «Hay una cosa que todavía no has hecho. Anda y vende todas tus posesiones, y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme»"

— Marcos 10:17, 21 (NTV).

El joven rico conocía la Ley, sabía los mandamientos, se sabía los versículos de memoria. Pero Jesús lo miró a los ojos y le dijo:“Te falta algo”.

Podés conocer la Palabra, pero si hay algo en tu vida que ocupa el lugar de Dios, no estás siguiendo realmente a Jesús.

Este día es un día de decisión. Dios te está llamando a dejar atrás todo lo que te impide seguirlo.

Hebreos 12:1 (NTV) dice:

“Quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente del pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante".

Seguir a Jesús es una decisión diaria.

No es algo que hiciste una vez en una campaña evangelística o en un campamento hace años. Seguir a Jesús es una decisión de todos los días.

Cada día hay luchas, tentaciones, distracciones… Por eso, cada día tenés que rendirte a Dios. Cada día tenés que decidir seguirlo.

Desde el principio, Dios ha estado llamando a las personas a elegir.

En Deuteronomio 30:15, Dios le dice al pueblo:

“Hoy te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la prosperidad y la calamidad".

Hoy, Dios te da la misma elección. ¿Seguirás cargando con tus propias redes, aferrándote a lo que te impide avanzar? ¿O vas a rendirte por completo a Jesús?

Oremos juntos:

Señor, hoy decido seguirte de verdad. No quiero solo conocerte de nombre, sino rendirte todo lo que soy. Si hay algo en mi vida que ocupa tu lugar, te lo entrego. Ayudame a tomar esta decisión cada día, a correr la carrera sin peso extra, y a vivir plenamente para vos. Amén.

Para reflexionar:

• ¿Hay algo en mi vida que ocupa el lugar de Dios?

• ¿Estoy aferrado a cosas que me impiden seguir a Jesús completamente?

• ¿Estoy decidiendo seguirlo cada día o solo me quedo con una decisión del pasado?

¡Nos vemos mañana en el Día 3 de este plan!