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Jesús prometió a sus discípulos, sus amigos más cercanos, que recibirían poder cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos y que serían sus testigos hasta los confines de la tierra. Cuando Jesús dice en la Gran Comisión: "Estaré con ustedes hasta el fin de los días", eso es posible gracias al Espíritu Santo. El mismo Espíritu Santo que llenó a los discípulos el día de Pentecostés, habita dentro de nosotros como creyentes, capacitándonos para ser testigos audaces y valientes de Cristo.

Si estás preocupado o temeroso de compartir tu fe con los demás, debes saber que puedes confiar en el Espíritu Santo para que te dé todo lo que necesitas para realizar la obra de evangelización. Por el Espíritu, llevas la presencia de Jesús dondequiera que vayas. Eres como el vaso que lleva su poder, para que dondequiera que vayas y con quien hables, el poder del Espíritu Santo esté contigo.

Pídele al Espíritu Santo que te guíe y te dé poder mientras buscas compartir el amor de Jesús con los demás. Pídele al Espíritu Santo que ponga a alguien o algunas personas en tu corazón por quienes orar, y luego pide la audacia y el coraje para compartir el evangelio con ellos a través de palabras y acciones. No compartimos el evangelio por nuestras propias fuerzas, sino por el poder de Dios dentro de nosotros.