EL ESPERAR—UNA POSTURA MISIONAL: Un viaje de 5 días que explora el rol del esperar en la vida misionalMuestra

La espera como la postura de esperanza
· Salmo 130
· Miqueas 7:7–8
Esperar en el Señor es el antídoto para la fatiga, es el camino hacia la verdad y el lugar de refugio en tiempos de adversidad. Como ya hemos visto, en el lenguaje del Antiguo Testamento, “la espera” y “la esperanza” son dos lados de la misma moneda. Esta clase de espera expectante y esperanza sostenida se arraiga firmemente el en carácter de Dios. En el Salmo 130, una de las canciones que los peregrinos cantaban mientras se acercaban a Jerusalén para los festivales, la unión de “espera” y “esperanza” está a plena vista.
Este salmo empieza no con un retrato de adversidades externas, sino con la condición del alma del escritor. Los versículos 1 y 2 describen el estado del salmista como estar en “lo profundo”. Tal vez está experimentado lo que le parece un silencio prolongado de parte de Dios: “Desde lo profundo de mi desesperación, oh Señor, clamo por tu ayuda. Escucha mi clamor, oh Señor. Presta atención a mi oración” (NTV). Hay una nota palpable de desesperación en su clamor por ser oído. El versículo 3 indica la conciencia del salmista de que su experiencia en “lo profundo” es un momento para la auto-evaluación y el reconocimiento franco del pecado que puede estar latente en su corazón: “Señor, si llevaras un registro de nuestros pecados, ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir?” Entonces se tira a la misericordia de Dios: “Pero tú ofreces perdón, para que aprendamos a temerte” (v. 4). Es notable que esta postura de introspección, honestidad y arrepentimiento es una preparación necesaria para la celebración gozosa que sucederá cuando los peregrinos lleguen a la ciudad.
El resto del Salmo 130 tiene que ver con la espera y la esperanza. En fe, el salmista ha reconocido que el Señor de verdad lo oirá y lo perdonará. Él acepta estas realidades—aun desde “lo profundo”, aun en medio del silencio, aunque tal vez todavía no sienta el perdón ofrecido. Fundamenta su confianza en la realidad del favor de Dios en su vida y elige persistir en la espera y la esperanza: “Esperé yo a Jehová, esperó mi alma; en su palabra he esperado” (v. 5, RV60). Usa una metáfora vívida para describir esta clase de espera y esperanza: “Más que los centinelas al amanecer” (v. 6, NTV). Esos centinelas están todavía envueltos en oscuridad, pero sus ojos se fijan en el horizonte oriental, ansiosamente alertas para el primer rayo del alba. En medio de su propia “noche oscura del alma”, el salmista elige la esperanza sostenida y atenta para las señales visibles de la respuesta del Señor a su clamor. E invita al resto del pueblo a unirse con él en esta espera expectante, arraigada y fundamentada en el carácter de Dios mismo: “Oh Israel, espera en el Señor, porque en el Señor hay amor inagotable; su redención sobreabunda. Él mismo redimirá a Israel de toda clase de pecado” (vv. 7–8).
Con el salmista, ¡esperemos en el Señor, aun en “lo profundo”! Amigo mío, ¡espera en el Señor!
Escrituras
Acerca de este Plan

En esta serie de cinco días con lecturas tomadas de los Salmos e Isaías, vamos a escuchar a Dios llamando a su pueblo a esperar en él. El esperar bíblico incluye elementos de esperanza, vigilancia, anticipación gozosa y confianza. Esta postura necesaria para la vida misional, el esperar, no es pasiva sino el posicionar intencional y activo de la vida en la presencia de Dios.
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Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: onemissionsociety.org